De fábulas y tafetanes (Medellín, Colombia)

Algunas de las texturas, que de pronto se pueden ver en esos espacios estrechos que la naturaleza ha sido capaz de robarle al cemento y al concreto en esta ciudad, recuerdan esas pinturas del renacimiento donde las telas pesadas y oscuras de los ropajes principescos daban una impresión de mesura, como los retratos de Felipe II y la corte española famosa por su sobriedad extrema o los atuendos de algunos personajes de las escuelas flamencas de la pintura.
Sorprende ver aparecer frente a la mirada desprevenida estas superficies que invitan a la mano a deslizarse por ellas, sintiendo antes de posarse la sensación delicada del terciopelo más fino o del tafetán legendario fabricado en todas aquellas ciudades milenarias de la antigua ruta de la seda.
Para quienes nos imaginamos aquellos tejidos fabulosos que describían con tanto detalle en los cuentos de las mil y una noches, es una tentación acariciar estas hojas y viajar mediante las sensaciones a los países que la literatura nos descubrió y a donde nos sigue transportando.
Como si la naturaleza sirviera de puente entre las diversas culturas y momentos de la historia, de la fantasía y del arte.

Comentarios

  1. Jaime Alberto Barrientos1 de octubre de 2010, 20:04

    Lo que se nos olvida es que esas texturas se crearon para asemejar a las de la naturaleza.

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