Un universo plegable (Medellín, Colombia)
No es la primera vez que una fotografía sorprende a quien la toma enseñándole un panorama completamente nuevo y distinto al que observaba a través del visor de la cámara. Hubo una época en la que esas sorpresas tardaban bastante tiempo si se lo compara con la inmediatez de la era digital. Antes uno tenía que esperar a que los rollos de película pasaran por los laboratorios fotográficos donde mediante un proceso químico, muy parecido a la magia o a la alquimia, aparecía sobre la superficie del papel una imagen. El fotógrafo se asombraba, no pocas veces, con lo que veía en el papel. Era como si en algunas ocasiones otra imagen se apoderara de lo que él había visto e intentara suplantarlo sin contradecir por eso la realidad. Sin embargo, y a pesar de esas aparentes contradicciones entre la realidad fotográfica y el recuerdo, se le creía más a la foto que al ojo y que a la memoria. Por eso en esta fotografía donde la calle se dobla de manera inverosímil, uno tiende a aceptar lo que ve y a