El valor de una ilusión (Medellín, Colombia)

Cuantas miradas ávidas se habrán fijado en estas urnas que contienen una serie de objetos que para los niños adquieren la categoría de deseable, al menos durante el momento en que se encuentran cerca de estas fuentes de ilusión.
Cuantas manos habrán girado con ansiedad la palanca que activará el misterioso mecanismo que deposite en sus manos uno de esos simples juguetes, que tal vez por encontrarse confinados detrás del vidrio generan en el observador una necesidad más intensa de poseerlo.
Y si por fin se sucumbe al deseo, siempre está presente en el ánimo de quien deposita la moneda la aprehensión de que el dinero sólo no basta, que de alguna manera hay que reforzarlo con una actitud mágica para que por fin la pequeña semiesfera aparezca en el lugar indicado. En su interior, alguna chuchería de plástico servirá para entretener durante un rato a quien se dejó llevar por la ansiedad posesiva.
Hasta la próxima vez.

Comentarios

  1. Jaime Alberto Barrientos12 de abril de 2011, 19:44

    Pero siempre será un alivio cuando la perilla gira y el juguete cae, nada más frustrante que un mecanismo en mal estado que nos niega la dicha de tener ese obscuro objeto del deseo en nuestras manos.

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