¿Dónde estás Caperucita? (Medellín, Colombia)

En esta ciudad es posible hasta encontrarse, en una feria del libro, la capa de Caperucita Roja tirada sobre algún árbol de fantasía, como corresponde al personaje.
Quizá decidió caminar por entre la gente vestida como cualquier persona, sin tener que soportar la marca que cubre siempre su cabeza.
Pero al ver la capa sola uno tiene que preguntarse: ¿qué pasó con la canasta? Acaso decidió cargar con ella, o la dejó en otro bosque, por aquello de despistar al enemigo. Pero quién es el enemigo, el lobo o la multitud que la perseguiría sin piedad haciendo esas preguntas insulsas que hace la gente vana con el único interés de desvelar misterios, de aporrear los mitos, aunque no logre siquiera hacerlos tambalear.
Todos son preguntas en torno a los personajes de los cuentos que siempre se han leído con deleite. Lo único cierto es que cuando Caperucita volvió por la capa nadie la vio. No sería extraño que hubiera tenido un cómplice que le hubiera ayudado a mimetizarse en la espesura y esfumarse en ella.
Quién pudo ser el cómplice, aquí se abre otro sin fin de posibilidades que agotaría la capacidad lectora de cualquiera. Desde la abuelita hasta Willy el coleccionista de bananos o el pingüino que una vez se apareció en la casa de un niño porque se sentía solo.
Cualquiera pudo haber sido, y eso nadie lo sabrá hasta que alguien decida escribir la historia.

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