Entradas

Mostrando entradas de 2016

Luz de agosto (Medellín, Colombia)

Imagen
Como en todas las grandes ciudades del mundo hay aquí lugares como éste donde la naturaleza brinda refugio a quienes sienten la necesidad del aislamiento para dedicarse a la difícil tarea de la introspección. Aunque la profusión de artilugios que ofrece la tecnología parece aislar cada vez más a las personas, pocos sucedáneos sirven de reemplazo a un parque cuando la soledad se hace necesaria.

Vistas (Medellín, Colombia)

Imagen
Esta es una ciudad que no se ve completamente desde ningún punto de su geografía. Construida en un valle sinuoso y estrecho siempre tendrá lugares que se escapen a nuestra mirada. Sin embargo hay dos sectores de la ciudad que se han mirado desde antes de que existiera algún asentamiento en este valle: Oriente y occidente se contemplan desde las laderas observando sus diferencias geográficas. Pero las construcciones que lentamente han invadido las pendientes del norte de la ciudad se han encargado de borrar las diferencias pintando de un ocre uniforme las laderas que otrora ostentaban un sinnúmero de tonalidades verdes. Un urbanismo descontrolado ha llevado a la invasión de unas montañas que en ocasiones ofrecen poca seguridad a sus habitantes; aunque para quienes habitan estos barrios vivir en las alturas quizá tenga el atractivo insuperable de ver una parte alejada de la ciudad desde las calles y las terrazas, así se tenga que pagar el precio de desplazarse lentamente por esas

Mundo flotante (Medellín, Colombia)

Imagen
En esta realidad que a veces se presenta tan escabrosa y hostil es bueno descubrir imágenes como ésta que de inmediato nos remiten a las manifestaciones del arte o de la historia o de la literatura. La primera idea que se viene a la mente es que esta bicicleta podría haber sido la que inspiró al dadaísta Marcel Duchamp para proponer uno de sus objetos artísticos. O tal vez nos recuerde El ukiyo (mundo flotante) desarrollado durante el período Edo en el barrio Yoshiwara (1617) de Tokio, Japón. Una época donde se vivía "sólo para el momento (…) simplemente flotando, indiferente a la perspectiva de la pobreza inminente, optimista y despreocupado…”

Danza de los mirlitones o Danza de las flores (Medellín, Colombia)

Imagen
Es un hecho conocido por todos que uno de los temas en los que se ha inspirado el arte, desde siempre, ha sido la belleza de las flores. Seduce tanto su forma y su colorido que hasta en la música se puede percibir su influencia. Baste recordar la danza de los mirlitones, recreada por Walt Disney en su película Fantasía y que forma parte del famoso ballet Cascanueces de Piotr Ilich Chaikovski; uno de los más representados en el mundo, especialmente en la época de Navidad. En la exposición de orquídeas que se realiza anualmente en la ciudad encontramos este año, entre tantas variedades, ésta cuyas flores se asemejan a una troupe de bailarinas detenidas en el momento de ejecutar un paso de danza. La similitud con una escena de ballet es indudable.

Pabellón Medellín (Medellín, Colombia)

Imagen
En el centro de exposiciones Plaza Mayor se presentan de manera constante infinidad de facetas de la ciudad, de Colombia y del mundo. Este lugar que empezó como Centro de Exposiciones se ha expandido tanto en el área que ocupa como en la importancia que tiene para la ciudad. Cada exposición, cada evento, feria o convención es una oportunidad que se tiene de acercarse a un aspecto de la actividad humana de una manera más amplia. Por eso capta tanto la atención esta valla que es toda una promesa de la variedad y complejidad de lo que representa para el mundo esta ciudad que cambia incesantemente.

Una libélula en la ciudad (Medellín, Colombia)

Imagen
En esta época es muy poco probable encontrarse una libélula en una ciudad. Pero todavía es más improbable tener la cámara a la mano y poder robarle al azar una imagen que apenas dura un instante en la retina. Estas libélulas que otrora abundaban en los jardines han sido relegadas como tantas otras cosas al campo o si acaso a las tierras de cercanías. Sin embargo como las abejas o los colibríes, que a veces aparecen libando en las flores que permanecen por ahí en cualquier patio, las libélulas también se aparecen, de vez en cuando, para que un observador un poco atento dé cuenta de su persistencia en esa otra realidad citadina que no por diminuta deja de ser menos impactante y hermosa.

Torres de teatro (Medellín, Colombia)

Imagen
La sobriedad del Teatro Metropolitano tal vez justifique que para la ciudad este edificio no sea un hito de su arquitectura. O tal vez la razón se encuentre en el lugar donde fue construido: un rincón alejado de las rutas más frecuentadas por los medellinenses. O será que es un edificio cuyo aspecto parece excluyente, encerrado en sí mismo. Es como si hubiese sido construido para no llamar la atención sobre lo que allí se desarrolla. El teatro emblemático de una ciudad no debería tener el aspecto de un club privado. Por eso muchos de los que tuvieron la fortuna de conocer el Teatro Junín afirman que esta ciudad nunca podrá lamentar suficientemente la pérdida de un edificio que, mientras existió, estuvo cerca del corazón de todos los que habitaron esta Villa y tuvieron el placer de frecuentarlo y admirar su arquitectura.

Una pausa (Medellín, Colombia)

Imagen
Empiezan a verse con frecuencia en esta ciudad los paseadores de perros que ejercen sus habilidades para limar asperezas y satisfacer el ansia de la calle que aqueja a la mayoría de los perros. A falta de tiempo sus dueños han optado por permitir que sus mascotas recuperen el instinto gregario y salgan en pequeñas manadas, no ya para cazar animales sino para cazar novedades. Cualquier disculpa es buena cuando se trata de romper la rutina. Diariamente recorren las mismas calles en la misma compañía. Ya se conocen y no causan mayores problemas a quien los conduce. Pero no deja de ser bienvenida cualquier alteración. Un momento de descanso para el cuerpo aunque la curiosidad no cesa.

La mirada del camaleón (Medellín, Colombia)

Imagen
El ojo atento del camaleón no deja de observar mientras el visitante lo mira desde la seguridad que ofrece un vidrio de protección, satisfecho de poder acercarse a un animal cuyo hábitat original se encuentra en la lejana y misteriosa África. Para los habitantes de las ciudades tanto los zoológicos como los acuarios son la única opción de ver animales que en su mentalidad citadina representan las regiones exóticas que quizá nunca lleguen a visitar. Los zoológicos y los acuarios tratan cada vez más de recrear el entorno real del que fueron sustraídos los animales.  Sin embargo no dejará de ser extraño, al menos para el animal, permanecer todo el tiempo en un lugar completamente cerrado, con el clima bajo un control estricto, donde las únicas novedades están representadas en los seres que pasan frente a él. Aunque con el tiempo este camaleón debe haberse acostumbrado a esas caras redondas que se acercan y se alejan siempre iguales y siempre distintas. Tal vez para la realidad d

El nuevo tranvía (Medellín, Colombia)

Imagen
El paso del tranvía todavía es una novedad para los habitantes de esta ciudad, aunque ya estén acostumbrados desde hace algunas décadas a vivir en la única ciudad de este país que tiene Metro. Edificios nuevos y antiguos ven pasar suavemente este vehículo que en nada se parece a los viejos tranvías que transportaron a varias generaciones de medellinenses. En su recorrido aún se encuentra con la mirada de asombro de los transeúntes que recuerdan la vieja calle atestada de personas, de carros y de buses.  Ahora la calle que remonta la pendiente en dirección a Buenos Aires, es un espacio amplio que se puede recorrer sin prisas y sin sobresaltos, donde el sonido leve de la campana del tranvía despierta reminiscencias en el inconsciente colectivo.

Autopistas (Medellín, Colombia)

Imagen
Las carreteras y las autopistas en cualquier parte del mundo evocan cambios en la vida tal como las adivinas en las ferias anuncian viajes o futuros prometedores. Dependiendo del estado de ánimo pueden verse como el camino al futuro o como un regreso al pasado. Pero siempre sugieren alteraciones en la rutina: definitivas o pasajeras. Por esta autopista salen viajeros constantemente. Algunos volverán en poco tiempo o dentro de tantos años que apenas reconocerán el lugar que dejaron. Otros quizá no vuelvan pero siempre atesorarán en su memoria la imagen de una persona, de un rincón, de una esquina que marcará sus vidas en cualquier lugar donde vivan y donde la nostalgia les hará recordar esta ciudad que a nadie que la conozca deja indiferente.

"Raspao" (Medellín, Colombia)

Imagen
Entre las costumbres que han acompañado a muchas generaciones en esta ciudad tenemos estos tradicionales triciclos que recorren las calles prometiendo frescura todo el año. A veces pasan inadvertidos a pesar de los colores brillantes que llevan en esos frascos de boca ancha. Pero en esta época tan calurosa los vemos como una promesa. El hielo “raspao”, coloreado y dulce que venden se nos aparece como la mejor forma de contrarrestar la sofocación que produce un sol tan fuerte que hasta en la sombra se siente el aire tibio. Pero no sólo es la promesa del frío lo que seduce, son también los colores que ya están asociados en nuestro subconsciente con el placer de los sabores. En algún momento en nuestra infancia nos permitieron satisfacer un antojo en un día de fiesta tal vez. Y desde entonces sabemos que un bocado de hielo coloreado y cubierto de sabores, es un bocado de puro placer.

Expresiones (Medellín, Colombia)

Imagen
Un estudio de las expresiones humanas puede verse de manera patente en los rostros de los niños. En cualquier actividad que los reúna nada les impide soltarse y demostrar las emociones que los mueven en determinado momento. Es como si el entorno, el espacio donde viven, estuviera siempre en segundo plano.

Lirio blanco de la estrella (Medellín, Colombia)

Imagen
Acostumbrados a los lirios sencillos, esos que otrora simbolizaron a la corona francesa, nos sorprende saber que éste también pertenece a la extensa familia de la flor de lis. Debió pertenecer a alguna casa real desconocida y de la que ya nadie guarda memoria. Hasta podríamos decir que pudo ser el símbolo de los aburraes, esos primitivos e ignotos habitantes de este valle. Por ahora sólo sabemos que esta planta crece en un jardín al borde de una calle y que parece haberse adaptado fácilmente a las difíciles condiciones que esta ciudad le impone a todos los seres que tienen que vivir en ella. Una ciudad que aunque se la llame de la eterna primavera es bastante exigente con la flora que permite crecer en sus montañas.

Una pared vieja (Medellín, Colombia)

Imagen
Entre tanto concreto y adobe surgen de vez en cuando los vestigios de la ciudad vieja, historiada. Paredones de tapia que marcaron otros ámbitos, diseñados para otros habitantes con necesidades distintas a las nuestras son descubiertos a veces por los observadores consuetudinarios del lugar donde viven. Hoy esas paredes son mancilladas como tantas otras en la ciudad por el trazo furtivo de las consignas y toda clase de manifestaciones infligidas por seres anónimos que quieren dejar constancia de su paso. Pero la indiferencia de los transeúntes les niega hasta ese reconocimiento. Las paredes continuarán imperturbables por mucho tiempo, separando lugares y marcando rumbos. Las marcas que les deja el tiempo no las afecta, más bien las ennoblece.