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El jardín secreto (Medellín, Colombia)

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Existen lugares en esta ciudad donde la atmósfera transmite esa misma sensación de misterio que se va desarrollando con el paso del tiempo en las ciudades milenarias, aunque su construcción sea tan contemporánea como los edificios de concreto y vidrio que conformar el paisaje urbano. A pesar de que aquí es difícil encontrar ese tipo de lugares, al observador curioso no se le hace imposible hallar sitios donde la magia de la imaginación puede revestirlos con un aire de secreto. Por fuera de las vías recorridas usualmente en un edificio de reciente construcción se encuentra este jardín alejado del ruido, de las luces y de gente ansiosa. Vale la pena buscarlo e imaginar en su contemplación que es parte de ese otro jardín descrito por la escritora decimonónica Frances Hodgson Burnett.

Bailando solos (Medellín, Colombia)

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Aunque no lo parezca la ciudad ofrece, o permite en raras ocasiones, aislarse del entorno y entregarse totalmente al placer que brindan los sentidos enfocados en un solo ejercicio. Bailar que generalmente ha sido una actividad de carácter colectivo puede convertirse en un momento de abstracción de acuerdo a las circunstancias. Como el caso de esta pareja que ha transformado una pista de baile en un espacio donde sólo existen el sonido y el movimiento de sus cuerpos.

Mil historias en la feria (Medellín, Colombia)

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Entre todos los programas que se realizaron durante la reciente Feria de las Flores, se llevó a cabo esta feria artesanal, una de las tantas que se hacen en la ciudad y en la mayoría de las ciudades de este país. Al interior de un conocido centro comercial la gente se entregó a hacer lo que siempre se hace en estos eventos: admirar habilidades, curiosear frente a los puestos de los artesanos preguntando precios y hasta formas de hacer, y construir de esa manera ese tejido de historias entremezcladas por las gente que acuden a estos lugares con el ánimo de antojarse y a veces hasta comprar algo que no se necesita, pero que sin embargo satisface el deseo de poseer cosas.

A bailar porro se dijo (Medellín, Colombia)

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El porro (palabra que en Colombia evoca, afortunadamente, la alegría que proporciona el ritmo y el movimiento del baile) es una música de toda la vida en este país y sirve de inspiración a mucha gente para entregarse a una de las actividades más placenteras del ser humano: el baile. Este estilo de baile que siempre se asocia con la fiesta colombiana desde el siglo pasado, es interpretado con gracia y soltura por esta pareja que a juzgar por su sincronización y elegancia le dejan en claro al observador que no es la primera vez que se entregan al placer del cuerpo y el espíritu que da esta música. Absolutamente concentrados en el sonido de las gaitas, los clarinetes y los tambores se alejan del exterior y se entregan a su mundo personal.

Un viajero (Medellín, Colombia)

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Después de visitar muchos lugares para añadirles su magia, este viajero navideño decidió tomarse un descanso y a pesar de la necesidad de permanecer alerta fue descubierto disfrutando de la suavidad de las cintas y los encajes en una mesa de un centro comercial.

Un jardín vertical (Medellín, Colombia)

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No siempre las fotografías dan cuenta de la realidad objetivamente, a veces el ojo se engaña con las perspectivas y hasta los objetivos de las cámaras pierden su imparcialidad frente a determinados ángulos que alteran por completo el aspecto de las cosas. Lo mismo sucede, a veces, con la vida cotidiana donde intervienen factores que distorsionan nuestra percepción de la vida; aunque en algunos casos esas alteraciones son bienvenidas, en otros pueden ser responsables de dificultades severas para asumir la realidad. De todas maneras uno no deja de congratularse cuando encuentra enfoques que parecen sacados de las ilustraciones absurdas de algunos libros álbum o de esos cuadros donde la arquitectura aunque caótica parece obedecer a algún sistema.

Animales en El Centro (Medellín, Colombia)

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Al parecer la jirafa Piruleta, la de la canción infantil, decidió salir un día, con algunos de sus amigos, a recorrer el Centro. Desafortunadamente ella y sus compañeros fueron atrapados y atados al pequeño puente que pasa sobre el estanque de un centro comercial. Allí estuvieron durante casi un mes mirando hacia todos lados tratando de encontrar una manera de escapar, hasta que una mañana… una mano misteriosa, que extrañamente se parecía a la que los había atado al puente los liberó, los dejó que se alejaran de ese lugar. Nunca más se han vuelto a ver en el Centro y creo que jamás se volverán a arriesgar por esos parajes. Han decidido sabiamente que sus lugares de origen son menos peligrosos que esa cuadrícula de asfalto y caos, en que puede convertirse una ciudad para aquellos que no la conocen o que se la imaginan como un lugar donde sólo hay diversión.

El pez que apacigua al mundo (Medellín, Colombia)

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La realidad de una ciudad no sólo se ve afectada por los grandes acontecimientos que reflejan el dinamismo de sus habitantes o por las fuerzas de la naturaleza. También es posible que la suave elegancia de un pez ornamental influya de alguna manera en la realidad cotidiana de la ciudad. Quizá su presencia no modifique de manera determinante la historia de la humanidad, pero es factible que a su vista la gente que pasa tranquilice su espíritu y modifique imperceptiblemente su manera de ver la vida y por lo tanto de relacionarse con los demás. Y es que sin proponérselo, la naturaleza altera de manera constante el comportamiento humano, así sea por medio de un pez cuya belleza casi fantasmal flota sin rumbo definido en un estanque de vidrio, en la mitad de la nada.

Escrito sobre el cuerpo (Medellín, Colombia)

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Un desfile estático donde algunos de los maniquíes llevan sobre su piel artificial vestidos confeccionados en diferentes tipos de papel, hace pensar de una manera distinta en el lenguaje elocuente, aunque no verbal, de la ropa con que las personas cubren su cuerpo. El papel, que tradicionalmente se ha usado para manifestar cualquier intención, para copiar en su superficie la realidad tal y como la ven los que escriben, de acuerdo a las pautas que les ha permitido el mundo al que pertenecen, se ha utilizado en este caso para relatar otras historias. Esas que cuenta la gente de las ciudades, al vestirse todos los días de manera redundante o creativa, para narrar sin palabras la historia de sus vidas. Como si su impulso más íntimo fuera describirle a cualquier desconocido que los vea quiénes son, sin necesidad de tener que recurrir a las palabras que generalmente son tan esquivas. Y así como la gente es capaz de proyectar su ser más interno en la ropa que usa, así mismo hay quienes son ca

El arte del anonimato (Medellín, Colombia)

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En esta ciudad se encuentran composiciones visuales de tal belleza que uno no puede menos que pensar en algún artista anónimo, alguien que se tomó el trabajo de ubicar los colores y las formas en un lugar determinado, aunque poco convencional, para que a alguna persona se le ocurriera ver allí un objeto artístico. Aunque lo más factible es que deben haber sido varios los “creadores”; a lo mejor fueron muchos los que contribuyeron, de manera inconsciente, a hacer esto posible. Con toda seguridad cada elemento fue ubicado allí en períodos de tiempo distintos por personas que ni siquiera tuvieron en cuenta el entorno en el que estaban trabajando. Pero lo que importa es el resultado, independientemente de la intencionalidad de los autores.

La era de los acuarios (Medellín, Colombia)

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Hair, la película de los años 70 dirigida por Milos Forman, empieza con una canción que pronostica que en la Era de Acuario la armonía y el entendimiento entre los seres humanos, marcarán el signo de los tiempos. Hoy más de treinta años después de haberse escuchado esa hermosa canción por primera vez, las cosas no están muy distintas. Al parecer el único influjo que ha logrado esta particular confluencia de los astros ha sido el desarrollo de la afición por los peces en cautiverio. Y no faltan los teóricos que asemejan muchos de los comportamientos humanos en las ciudades, a comportamientos similares a los de los peces en un acuario. Hasta se podría decir lo mismo, siguiendo ese orden de ideas, que las vitrinas de los almacenes donde se exhiben maniquíes pertenecen a ese género, así como las ventanas de los edificios por donde a veces es posible ver seres solitarios que se pasean de un lado para otro y a quienes ni siquiera se les ven los pies, como si flotaran. O los medios cuerpos

All that jazz (Medellín, Colombia)

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Si… el show debe seguir, aunque no haya acudido nadie a ver el espectáculo. Pero la necesidad que sentía esta artista de expresarse era mucho más fuerte que la cantidad de personas que presenciaran su actuación. Aunque es posible que esas sillas estuvieran vacías sólo en apariencia. Tal vez el público para quien actuaba esta niña era visible sólo para ella. Un público tan etéreo que ni siquiera sus siluetas lograron ser captadas por la cámara fotográfica. Únicamente ella escuchaba los aplausos atronadores que arrancaba con su desempeño. No importa que para la gente ésta hubiera sido una actuación solitaria, o que nadie la entendiera o que ni siquiera se hayan dado cuenta de haber sido interpelados por uno de esos seres que sienten la necesidad imperiosa de interpretar la realidad desde su punto de vista. Por fortuna esas sillas vacías aparentemente estaban llenas de seres invisibles que aplaudieron una actuación memorable. Porque el mundo del arte está ahí, al alcance de la mano, para

Decisiones (Medellín, Colombia)

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Seguir o no seguir… He ahí la cuestión. Siempre es difícil aparecer bajo los reflectores por primera o por segunda vez… pero así es la vida, una sucesión de escenas y desfiles para los que no valen ensayos, porque todas las situaciones en las que somos protagonistas siempre son una primera vez.

La curiosidad (Medellín, Colombia)

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Uno de los regalos más controvertidos con que la naturaleza dotó a los seres humanos, porque si bien es la impulsadora de las ciencias también puede ser la causa de muchas desgracias. De todas maneras, para aquellos que se dejan llevar por sus designios, es uno de los mejores antídotos contra el aburrimiento.

Alas (Medellín, Colombia)

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Al parecer una bandada de gigantescos pájaros antediluvianos se posó en una sección del techo de un conocido centro comercial, con tan mala suerte que quedaron detenidos en el tiempo sin poder seguir el vuelo, como tantas otras criaturas que a lo largo de la historia han perdido para siempre su movilidad a causa de hechizos o de maldiciones. Queda por indagar cuáles fueron sus razones para aterrizar allí, pero sobre todo falta saber porqué quedaron paralizados, convirtiéndose en una parte más de la cubierta del edificio.