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Mostrando las entradas etiquetadas como barrio Moravia

Abstracción (Medellín, Colombia)

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Basta girar la cabeza para que un moderno muro se convierta en una evocación de esos sectores modulares de la ciudad, donde las casas parecen pequeños bloques amontonados unos sobre otros. A veces con una regularidad alucinante y en otras con una apariencia tan caótica que uno cree perder la razón. El detalle que permanece, en cualquier caso, es el color del barro que campea en esta ciudad, como si a pesar de todas sus pretensiones de metrópoli los habitantes se resistieran a abandonar el estrecho lazo que los une con la tierra.

Coartada para el reciclaje (Medellín, Colombia)

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Verdaderamente hay algo en esta ciudad que impulsa a sus habitantes a sembrar plantas en cualquier lugar, así sea en canecas de plástico como éstas que debieron contener en sus orígenes los elementos más tóxicos y que ahora, gracias a la iniciativa de algún jardinero amateur albergan unas cuantas plantas. En realidad todavía no son las más frondosas (les falta mucho para aclimatarse del todo), pero esta propuesta para contrarrestar la imagen árida de algunos rincones urbanos tiene su validez. Le recuerdan a uno esos patios donde todavía la gente siembra matas en vasijas de todo tipo, desde las tazas de loza o de peltre rotas hasta ollas que de tanto haber sido repasadas por la esponja de brillo lucen orgullosas sendos agujeros. En este edificio donde el barro cocido campea, hacía falta un poco de verde, así sea que intente medrar en jardineras poco convencionales.

Op art (Medellín, Colombia)

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Como si fuera una de las obras del estilo artístico que difundió Vasarely el pintor húngaro, este muro se inscribe en la mejor tradición de la ilusión óptica como forma de arte. Un muro que parece combarse en los extremos debido a la deformación que el objetivo de la cámara hace de la superficie calada por unos adobes hechos de manera inusual. Es como si el arquitecto hubiera querido trasladar a la forma tridimensional esas maravillosas ilusiones que para el ojo crearon en dos dimensiones Vasarely y sus seguidores. Pero la ilusión no se queda sólo en la superficie, se integra con el mundo reducido que se alcanza a ver a través de los pequeños espacios entre las piezas de barro. Como siempre que se entrevé una realidad, la curiosidad nos lleva a adivinar el resto o a inventarlo para calmar la necesidad de saber. Una manera inusual de darle vida a una forma de arte que para muchos pecaba de frio e impersonal.

El pulso de la tierra (Medellín, Colombia)

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Entre las muchas teorías que hablan de este planeta se pueden encontrar hasta las que describen a la tierra como un ser vivo. Hay quienes tratan de escucharla o sentirla o acariciarla de diversas maneras. Como si trataran de encontrar la forma correcta de comunicarse con ella. Algunos hasta pretenden convertirse en antenas vivas para que la tierra libere a través de sus cuerpos, algo de la energía que sabemos permanece contenida en sus entrañas. Pero cualquiera que sea la manera que se escoja para comunicarse con la tierra, todas tienen en común el gran respeto que le tienen al planeta además del gran afecto que sienten por él. No faltan los que deciden cada cierto tiempo interpretar danzas particulares en su honor, como si quisieran apaciguar así la energía que podría liberarse en cualquier momento y destruirnos. Como en esos ritos primitivos donde las personas daban salida a sus convicciones telúricas y arcaicas, esas creencias que hablaban de dragones o minotauros o monstruos devora

The three amigos (Medellín, Colombia)

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Por fin, después de una larga semana, llegó el sábado y la hora de empezar a jugar play station para estos tres amigos. Pasaban rápidamente pero decidieron detenerse un momento para esta fotografía y de esa manera dejar plasmado para la posteridad un instante de su gran amistad. Llegarían con prisa al lugar adonde las pantallas los esperaban para su sesión de nintendo y se sumergirían en todos los retos que super Mario les iba a presentar. Aunque eso no explica completamente las sonrisas y el aire de fiesta que parece impregnar sus rostros y envolverlos. Hasta la manera como se paran frente a la cámara habla de su felicidad. Así se dirigieran los tres a cualquier otra tarea las sonrisas hubieran sido las mismas y sus cuerpos hubieran reflejado la misma intensidad, la misma alegría que parecen contener a duras penas. Lo que los contenta de esta manera es haber descubierto, sin saber todavía que lo han encontrado, uno de esos tesoros de los que hablan los adultos y que todos los seres hu

Barco pirata con helechos (Medellín, Colombia)

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Hoy me sorprendí al ver un barco pirata que lentamente ha empezado a ser invadido por los helechos. Tal vez por eso los barcos de piratas jamás deben detenerse, pensé. Les salen plantas en los costados o cosas tan terribles que uno no se atreve siquiera a nombrar por temor a que se conviertan en realidad. Será que los felices piratas que se ven sobre la cubierta no se han dado cuenta de lo que le está pasando a su barco o tal vez su alegría se deba al hecho de que ya lo saben y han decidido partir: arrojarse a la quebrada que pasa por allí, desembocar al río Medellín y después a cualquier río más grande hasta llegar al Magdalena o al Cauca y por fin al mar, de donde no debieron haber salido nunca. Buscaban quizá una vida más tranquila. Pero las vidas tranquilas no garantizan que uno esté a salvo de que le salgan helechos u otra de esas plantas que se aprovechan de los sedentarios.