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Mostrando las entradas etiquetadas como barrio San Diego

Un tótem rojo (Medellín, Colombia)

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En una pequeña glorieta se levanta una escultura que llama la atención por el color rojo intenso de su superficie pero sobre todo por la forma que recuerda de manera extraña e incomprensible a los tótems precolombinos; e sos tótems que se dirigían hacia el cielo invocando quién sabe a cuáles dioses. Esta escultura quizá no tenga la finalidad de apaciguar o exaltar deidades, pero lo que si logra es tranquilizar el espíritu como tantas creaciones humanas que con su forma modular no perturban la mente de quienes las miran con detenimiento.

La luz de la colina (Medellín, Colombia)

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No son solamente los barrios de las laderas los que caracterizan la vista de esta ciudad, están también esas colinas cubiertas de casas que surgen aquí y allá en la geografía del valle. En días como estos, en donde las nubes adquieren esa dimensión gigantesca que parece a propósito para pintar un gran cuadro a la manera de los paisajistas del siglo XIX o de los pintores de la Gran Bretaña expertos en escenas de la campiña inglesa, uno quisiera percibir las colinas con tonalidades diferentes a las de todos los días, como si la luz fuera capaz de cambiar también la solidez de las construcciones y darles un toque fantástico o de otro tiempo. Sin embargo, en este caso, el cielo no ha influido y las casas se ven idénticas a como las ve el observador que las mira diariamente.

Tejas abajo (Medellín, Colombia)

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Bajo los tejados se escenifican también los pequeños o grandes dramas que componen la vida de una ciudad. Sólo los pájaros o los gatos podían ver estos tejados que como una trama de barro cubre las casas. Ahora, como consecuencia de la construcción desaforada de edificios en algunos sectores de la ciudad, es posible ver los techos y los patios que dan luz a los interiores de las casas de esos barrios. Debajo de estos techos la vida de la gente se desarrolla entre pasiones y alegrías, protegida de los elementos aunque no de los avatares a los que está expuesto un ser humano dondequiera que desarrolle su existencia. Sobre todo si su mundo se reduce, como sucede con mucha gente, a la cuadrícula de calles y de casas que componen un núcleo urbano.

El barrio de los balcones (Medellín, Colombia)

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Los barrios de la ciudad se caracterizan por la utilización, en su gran mayoría, del adobe para construir las casas y los edificios, lo cual hace que la ciudad tenga ese color ocre tan característico, aunque matizado en algunos casos con los colores de las fachadas. Pero cada uno de esos barrios tienen características propias que un buen observador puede identificar. Como San Diego que cubre una de las colinas que están esparcidas a lo largo de la superficie de este valle. Desde hace varias décadas este barrio se distingue por la profusión de balcones. Cuando apenas se empezaban a poblar las partes altas de las laderas oriental y occidental de la ciudad, este barrio ya ostentaba sus balcones que asomados a las calles empinadas hacen que las casas se vean mucho más altas de lo que son en realidad. Al parecer ese ejemplo de San Diego lo siguieron los demás sectores de la ciudad, porque ahora parece otro denominador común que se ha añadido al color del ladrillo, los balcones.

San Diego y San Ignacio (Medellín, Colombia)

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Desde la colina atestada de casas del barrio San Diego, la torre blanca de su iglesia vigila impasible la marcha del tiempo. Abajo el pequeño espacio de la plazuela, por donde ha transitado una gran parte de la historia de esta ciudad, permanece abierto al cielo… ahora como hace doscientos años.