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Mostrando las entradas etiquetadas como casa Barrientos

En las noches (Medellín, Colombia)

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En las noches llenas de destellos y de sombras esta casa se entrega a los recuerdos. Se evade así del presente que se le ha deparado: ser un objeto de gran belleza que a duras penas consigue evocar con su aspecto remozado los tiempos en los que fue un lugar donde vivía gente. Cuando en esta casa se oían las risas, los llantos o los suspiros con los que la vida matiza la existencia de las personas, la luz no brillaba con tanta intensidad y los corredores y el jardín se llenaban en las noches de muchas más sombras que ahora. Tal vez la luz dorada de las lámparas le diera a esta fachada un aspecto de postal amarillenta, de esas que se guardan durante mucho tiempo en los baúles bajo llave para que el tiempo no se robe las memorias o para que no se gasten demasiado si se rememoran con demasiada frecuencia. Ahora le es fácil acceder a esta casa a todo aquel que quiera visitarla. Infortunadamente, sucede con ella como sucede con esos lugares llenos de historia que a pesar de mantener un aspec

El oficio de las heliconias (Medellín, Colombia)

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Una vieja fuente, remozada por las manos de los restauradores, alegra con su canto sutil el antejardín de una vieja casa construida en una época en la que todavía era posible escuchar los sonidos suaves que el trajinar de una ciudad ha vuelto inaudibles. Sólo queda de aquella época su belleza simple, resaltada hoy por las heliconias que, además del impacto que causan sus colores y su forma, siempre han tenido la tarea de proteger las fuentes de agua. Estas flores, que bordean las carreteras de muchos de los pueblos de Antioquia y que durante mucho tiempo fueron consideradas flores exóticas, son ahora una imagen cotidiana en salas y antejardines de la ciudad.

Una puerta al ciberespacio (Medellín, Colombia)

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Para estos navegadores que se adentran con grandes expectativas en los laberintos de la red, la puerta que franquean antes de sentarse frente a las pantallas no es más que un obstáculo que se puede salvar fácilmente. Esta puerta que cruzaron tantas generaciones anteriores fue construida para servir de conexión entre un espacio exterior y otro interior, por donde circulaba el mismo aire. Ahora sin embargo, aquellos que cruzan este umbral lo hacen con la intención de adentrarse en lugares intangibles donde el espacio y el tiempo obedecen a nuevos conceptos de medida, tan distintos a la manera como veían el mundo en esa época, que sería imposible para ellos comprender siquiera las nociones que para la mayoría de los estudiantes contemporáneos se han vuelto tan familiares. Esas son las paradojas del tiempo que permiten que en un espacio, donde el único contacto con la tecnología debió reducirse a las horas pasadas por los habitantes de esta casa frente al radio oyendo los programas que se

En estos cuartos oscuros... (Medellín, Colombia)

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En estos cuartos donde la fuente de luz es una ventana, cubierta por unos vidrios opacos que la hacen más sugerente y misteriosa, no hay que esforzarse mucho para imaginarse lo que podría sentir una persona que nunca hubiera estado en el exterior. Tal vez creería que la solución a todas sus carencias estaría afuera en ese lugar donde la luz llega sin obstáculos a todas partes, o quizá sentiría el temor de que al estar expuesta constantemente a la multiplicidad de imágenes que la luz revela, pudiera perder la libertad de espíritu que propician la oscuridad y la penumbra, cuando obligan a la gente a observarse a sí misma con más detenimiento. Si se analiza bien esta foto, es mucho más intrigante lo que se oculta en la sombra que los paneles de vidrio atravesados por la luz impunemente, sin revelar nada, como esos discursos vacíos donde se utiliza un gran número de palabras pero que al final no descubren las intenciones de quienes los pronuncian, ni aclaran las dudas de quienes los escuch

La soledad de un viejo corredor (Medellín, Colombia)

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Cuando una casa antigua se abre al público, después de que sus habitantes han desaparecido y de haber estado cerrada mucho tiempo, el visitante no deja de sentir que de alguna manera está irrumpiendo en los ámbitos de la vida privada y por eso no deja de preguntarse por la gente que la ocupaba, por sus usos, sus costumbres y sentimientos. Es difícil no pensar en que se están repasando los pasos de quienes caminaban con ánimo seguro por esos lugares que uno explora con admiración o curiosidad. Tal vez sienta cierta inquietud recorriendo su memoria como si tratara de encontrar en su propia vida una correspondencia con los que ya no están o quizá trate de imaginarse cómo pudo haber sido la vida de todos los días en aquel lugar, cuando la existencia de sus dueños estaba aposentada en todos los rincones. Cuando esas casas se destinan a otros menesteres distintos a los de alojar una familia, cuando por sus corredores y estancias pasan infinidad de personas que no tienen una relación directa

La furia del agua (Medellín, Colombia)

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Una cabeza de expresión airada parece arrojar el agua como si pretendiera apagar un fuego invisible para el observador, pero que de alguna manera se ha convertido en una amenaza. El agua sale con fuerza como un grito líquido que manifiesta toda la impotencia de la figura atrapada en la pared. Apenas sobresale su cabeza y esto es suficiente para que se exprese con toda la furia de que es capaz. Las facciones de ese rostro infunden temor. Tal vez porque la fuerza del agua se ha venerado desde hace miles de años y en múltiples culturas tiene una posición privilegiada en sus mitos originarios y aparece en muchas de las leyendas que han acompañado diversas civilizaciones. Aunque cualquier persona sin imaginación podría decir que esta cabeza no es más que un grifo domesticado, que sirve para canalizar un inofensivo chorro líquido utilizado como algo decorativo. Desconociendo ese saber que le atribuye al agua uno de los poderes más terribles de la tierra. No en vano es uno de los elementos má

Un baño para sibaritas (Medellín, Colombia)

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Las fachadas de las casas siempre guardan secretos y cuando desaparecen sus dueños originales, a la gente que les sobrevive le queda la tarea de desvelarlos o de permitir que se vayan a la tumba con los desaparecidos. Sin embargo lo que no se desvanece fácilmente son los indicios, que quedan grabados en la arquitectura o la decoración, de los gustos e intereses que pudieron tener aquellos. Permanecerán hasta que esas casas sean derruidas completamente o “remodeladas” que es casi como decir deformadas. Teniendo en cuenta la época en que fue construida la casa donde se encuentra este baño y en comparación con los baños de la mayoría de las casas actuales de la ciudad, éste todavía conserva una apariencia que apunta a lujos y placeres apenas vislumbrados por la gente actual, que lleva una existencia consagrada a la velocidad. Al parecer, las casas que flanqueaban la Avenida La Playa se caracterizaron por la belleza de su arquitectura y sobre todo por la manera lujosa con que fueron d

Aire sólido (Medellín, Colombia)

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Uno de los momentos más impresionantes para los seguidores de la Guerra de las Galaxias fue la visión de Han Solo atrapado en un bloque de carbonita. Aunque se tuviera la certeza de que sería liberado de alguna manera por sus amigos. En esta ciudad es posible contemplar una imagen parecida aunque con una expresión menos dramática. En una casa donde ya no habita nadie, aunque durante el día sus corredores y habitaciones sean visitados constantemente, se puede ver la imagen de un niño alrededor del cual el aire se solidificó de repente atrapándolo junto con algunas mariposas. Es como si hubiese estado en un lugar al aire libre cuando la composición del aire cambió, tan de repente, que apenas logró cerrar los ojos. Pero lo más inquietante no es que haya quedado detenido en el tiempo y en el espacio, lo que más se debe preguntar la gente es, que había frente a él que fue arrancado con tanta violencia. Acaso tenía algo valioso entre sus manos, o algo que implicaba un peligro para alguien. L

Objetivos (Medellín, Colombia)

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En esta ciudad es posible encontrarse con una sala como ésta donde se realiza una exposición de lo que a todas luces parecen cámaras fotográficas a juzgar por el tubo de cobre que tiene las características de un objetivo. Pero la soledad del salón y la disposición de los aparatos hacen creer al observador que detrás de la simpleza de las formas debe existir otra cosa, le hacen pensar que de alguna manera ha penetrado en una realidad distinta, como si se hubiera colado en una escena de una de esas películas de serie B, donde los objetos cobraban vida súbitamente y empezaban a perseguir a las personas. Parece como si en cualquier momento fueran a dirigirse hacia nosotros para enfocarnos con sus objetivos antediluvianos, más parecidos a ojos de cíclopes, e inmovilizarnos y transportar nuestro cuerpo a cualquiera que sea el lugar adonde llevan los extraterrestres los humanos que hacen objeto de sus abducciones. Hasta la imagen ha adquirido la textura inquietante y desvaída de las fotografí

Los fantasmas de la casa (Medellín, Colombia)

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Dicen que todas las casas viejas tienen como mínimo un fantasma que se mueve furtivamente en las noches por salones y corredores, dejándose ver sólo por aquellos privilegiados que tienen la sensibilidad para percibir las entidades de otros mundos que visitan esta realidad, a veces tan parca en acontecimientos extraordinarios. Pero en esta casa si uno se deja llevar por la fantasía, y le pone un poco de imaginación a las figuras que se advierten por los cristales de puertas y ventanas, no es difícil ver siluetas que tienen todo el aspecto de los aparecidos; aunque sean vistos a plena luz del día y la gente asegure que simplemente era “alguno que pasaba”; así afirmen que son los cristales coloreados los que convierten un suceso común y corriente en una manifestación del más allá. Aunque uno se pregunta si los verdaderos fantasmas no se aprovecharan de esos colores de las ventanas, de esos vidrios irregulares que distorsionan la visión para disfrazar su existencia y así asegurarse de que

Un rincón oriental (Medellín, Colombia)

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Esta fuente que parece alzarnos en alas de la imaginación y depositarnos en un patio árabe o morisco, se puede ver en una de las casas más emblemáticas de la ciudad, una de las pocas casas antiguas del centro que todavía permanecen en pie. Restaurada hace unos pocos años, en la casa Barrientos pueden encontrarse detalles arquitectónicos y de diseño tan bellos como esta fuente, donde a nadie se le ha ocurrido echar ni una sola moneda. Tal vez porque el juego del agua al distorsionar los colores del fondo es de por sí un deseo cumplido, o será porque los antiguos habitantes de la casa se deslizan furtivos en las noches y las recogen para que sus pequeñas superficies redondas y metálicas no distorsionen el color y el diseño de estos baldosines, a los que sólo el agua es capaz de agregar más belleza y de resaltar las combinaciones de sus tonos. No es difícil tampoco imaginar el canto del agua y los olores de un naranjo o un limonero que quizá por un recuerdo atávico, uno cree que deben ser