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Prudencia y vigilancia (Medellín,Colombia)

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Gracias a su comportamiento estas aves se convirtieron durante la antigüedad en uno de los símbolos de la prudencia y de la vigilancia. En esta ciudad donde aparecen de vez en cuando seres de otras latitudes se puede contemplar, si se busca con mucha paciencia y se observa con cuidado, un paisaje plagado de grullas. Pero como la prudencia y la vigilancia son tan escasas en estos parajes abandonados a su aire, las grullas de la imagen son tan pequeñas que pasan desapercibidas para la mayoría de las personas. Habría que salir a la calle con un ánimo similar al de Diógenes de Sínope cuando recorría las calles de Atenas, linterna en mano, en busca de hombres honestos para encontrar en esta ciudad un poco de prudencia y de vigilancia, así sólo sea representadas en una bandada de grullas desperdigada por unos acantilados ficticios.

Objetivos (Medellín, Colombia)

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En esta ciudad es posible encontrarse con una sala como ésta donde se realiza una exposición de lo que a todas luces parecen cámaras fotográficas a juzgar por el tubo de cobre que tiene las características de un objetivo. Pero la soledad del salón y la disposición de los aparatos hacen creer al observador que detrás de la simpleza de las formas debe existir otra cosa, le hacen pensar que de alguna manera ha penetrado en una realidad distinta, como si se hubiera colado en una escena de una de esas películas de serie B, donde los objetos cobraban vida súbitamente y empezaban a perseguir a las personas. Parece como si en cualquier momento fueran a dirigirse hacia nosotros para enfocarnos con sus objetivos antediluvianos, más parecidos a ojos de cíclopes, e inmovilizarnos y transportar nuestro cuerpo a cualquiera que sea el lugar adonde llevan los extraterrestres los humanos que hacen objeto de sus abducciones. Hasta la imagen ha adquirido la textura inquietante y desvaída de las fotografí

Cuadros de una exposición (Medellín, Colombia)

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Las trece secciones en que estas ventanas dividen la pared, aíslan diferentes aspectos de un sector de la ciudad. Cada una de ellas parece una imagen en sí misma, sin ninguna relación con las demás. Hasta podría decirse que estas imágenes son un muestrario de la riqueza visual de los barrios de la ciudad, tan variada que su estilo, color y textura puede cambiar drásticamente en unos cuantos metros. Muchas veces sin solución de continuidad. Por eso no es de extrañar que el observador desprevenido se engañe y crea que en vez de ventanas, está frente a una exposición de fotografías, que reúne en un espacio reducido lugares distantes y distintos de la misma ciudad.