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Mostrando las entradas etiquetadas como libros

Un buen lector (Medellín, Colombia)

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A la hora de leer, cualquier lugar le sirve a un buen lector. Este hombre que descansa después de una jornada de trabajo o que espera el próximo encargo, vuelve a dejarse envolver por la magia de una de las 2600 novelas de vaqueros, o del oeste , que entregó a la imprenta Marcial Lafuente Estefanía y que todavía encuentran lectores que se emocionen con las intrigas o los duelos a pistola en saloons o en calles polvorientas y desoladas de un pueblo del Oeste. Acostado en su carretilla y alejado del ruido que produce la ciudad revivirá, mientras lee, su juventud; cuando estos libros se alquilaban en las “revisterías” colgados de unas cuerdas, acompañados por las aventuras de Supermán o el Santo entre otros muchos héroes y superhéroes. O quizá no, es posible que apenas haya entrado en conocimiento con esta literatura fácil pero que cumple con uno de los mandatos que muchos autores se impusieron a la hora de escribir: entretener sobre todas las cosas. Hoy esos libritos que

¿Para dónde se van los lectores? (Medellín, Colombia)

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Así se veía la sede principal de la Biblioteca pública piloto para América Latina en septiembre del 2015, días antes de ser cerrada debido a unos arreglos estructurales que se le iban a hacer al edificio, según la versión oficial. Ya se habían empezado a empacar los libros y tal vez porque se esperaba su cierre temporal, apenas si se veía uno que otro lector desprevenido. Más de un año después este lugar sigue cerrado. Quizá pasará mucho tiempo antes de que los pocos lectores que aún insisten en frecuentar los interiores de las bibliotecas puedan volver a entrar a este recinto o a otros similares.

La sombrilla de palabras (Medellín, Colombia)

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Así como el libro ha venido evolucionando desde los tiempos de los sumerios y sus tablillas de barro hasta los libros escultura, también la forma de relacionarnos con la palabra escrita ha cambiado. En el ámbito de las estrategias para acercar la gente a las palabras todo se vale al parecer, como la sombrilla de palabras donde éstas han sido escritas en trozos de cartulina de colores.   Las posibilidades de juego y aprendizaje son múltiples, sólo queda que otras personas utilicen esta otra táctica para apoyar su labor de mediadores entre los libros y las personas de todas las edades. Pero independientemente del aspecto didáctico no se puede dejar de reconocer que esta imagen de donde cuelgan flores de colores no deja de ser sugerente, por decir lo menos.

El puma de la biblioteca (Medellín, Colombia)

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Pasan tantas cosas extrañas en esta ciudad que nadie se sorprende al ver la silueta de un puma, recortada contra el concreto de las paredes en una biblioteca. Los pocos que lo han visto han pensado que sólo es una sombra o tal vez el juego de la luz sobre el concreto. En verdad no le prestan mucha atención. Pero otros, los más soñadores tal vez, han creído ver en dicha silueta la representación de uno de esos animales que pueblan los libros de aventuras. Merodeando por las paredes y reflejándose en los vidrios se pasean los pumas de las ficciones; cansados tal vez de permanecer inertes entre las hojas de los libros de esta biblioteca.

La Carreta Literaria (Medellín, Colombia)

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Por estos días llegó un hombre desde Cartagena de Indias a las calles de esta ciudad para desarrollar su labor de promoción de lectura. Con sus sombreros de espuma elaborados en algún rincón de este país se dedica a encantar y seducir a todos los públicos con sus libros. Desde el 22 de mayo de 2007 está recorriendo la ciudad amurallada, la región Caribe y en general toda la república. Hasta en el exterior ha estado con su cargamento de libros y sombreros. Los que asistieron al Jardín Botánico para antojarse de libros pudieron disfrutar de esta novedosa forma de acercar la literatura a la gente.

Una tarde de libros (Medelín, Colombia)

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La gente de todas las edades y sobre todo libros de todos los estilos y formatos se dieron cita hasta el pasado 22 de septiembre en el Jardín Botánico de la ciudad, como cada año por estas fechas. Novedades y libros clásicos para todos los gustos, pero especialmente nuevos lectores o lectores en potencia se mezclaron en los puestos donde las diferentes librerías y editoriales expusieron sus tesoros. A pesar de la queja (“a la gente no le gusta leer”) de las entidades conocedoras del tema, esta llamada anual a acercarse a los libros siempre es un éxito, al menos en cuanto a concurrencia se refiere.

Jardín Botánico

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Cada año los libros y la lectura se vuelven tan seductores, que muchos estudiantes de la ciudad se dan cita en el jardín botánico para asistir a las diferentes actividades que en torno a ellos se realizan en este recinto. Pero no sólo son estudiantes los que visitan este lugar, también son todos aquellos que se han dejado seducir en su vida por los libros y que recorren stands con la mirada ávida, y el bolsillo dispuesto o no, para comprarse ese libro que los sorprende o que han buscado durante mucho tiempo y terminan llevándose para su biblioteca.

Entre los libros (Medellín, Colombia)

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Una Caperucita se pierde, literalmente, en la lectura de Hansel y Gretel, ese clásico infantil donde el bosque tiene también un papel definitivo en el desarrollo de la historia. No será que a esta Caperucita, como pasa en tantas versiones distintas a la escrita por Charles Perrault, le da por cambiar la historia original y se interna en la espesura que está a su espalda, en busca, por ejemplo, de la famosa casa de dulce, sin tener en cuenta que tal vez la casa ya no exista o lo que es peor, la casa, después de la desaparición de la bruja, esté convertida en un rancho ruinoso por falta de cuidados, donde los dulces desaparecieron hace tiempo.

Palabras al aire (Medellín, Colombia)

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Quién sabe cuántas palabras o párrafos y hasta historias completas se escaparán de un libro cuando, por accidente, sus hojas se entreabren. Y si por casualidad son varios los que dejan expuestas sus hojas a las corrientes de aire, no resultará extraño entonces que las voces grabadas en sus superficies se entremezclen en agradable disonancia o en un diálogo que ni siquiera el más imaginativo o avezado escritor pudo prever jamás. Una conversación entre libros debe ser uno de los acontecimientos más fascinantes para quien pueda escucharla; la de historias nuevas que aparecerán, la de giros idiomáticos que ningún oído humano ha escuchado nunca y que tal vez pasen décadas sin que los escritores lleguen a descubrirlos; hasta que sea necesario contar una nueva historia o relatar esas viejas leyendas de una manera novedosa e impactante. De todas formas, siempre se ha sospechado que los libros se pasan informaciones a espaldas de los lectores, lo que nadie sabe es a dónde van esas nuevas ideas.

Los libros de la calle (Medellín, Colombia)

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Los domingos y en distintos lugares del centro es posible encontrar estas ventas de libros de segunda mano. A veces, embolatado entre manuales, tomos de enciclopedia o recetarios brilla con un tono apagado el título de una obra selecta y escasa. El conocedor que acostumbra visitar periódicamente estos lugares, buscando rarezas u obras descontinuadas, cede de nuevo al impulso de rescatar y llevarse consigo para su biblioteca, uno de estos libros de la calle.

Los amigos y los libros (Medellín, Colombia)

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Estos tres niños parecen haber encontrado la manera de conjugar dos de las mayores riquezas de la vida: la amistad y la lectura. Aunque suena redundante, puesto que, en el transcurso de una existencia, los amigos se convierten con frecuencia en libros que acompañan con su sabiduría y estos últimos casi siempre terminan por ocupar entre los amigos los puestos más señalados.

El camino de la lectura (Medellín, Colombia)

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Algunos empiezan tan temprano el camino de la lectura que ya las suelas de sus zapatos muestran las huellas del desgaste. Lo que no se les desgastará jamás es su capacidad de sentir un placer tan intenso, como el que encontraban cuando sólo leían libros para niños.

Colecciones (Medellín, Colombia)

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Muchos recuerdos se quedaron asociados a estos carros de colección, a los que los libros les sirven de telón de fondo, para que la memoria, cuando quiera, los reviva con más intensidad.

Lectura al rojo vivo (Medellín, Colombia)

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Sólo uno se dejó seducir por el exterior, a los demás parece interesarles más lo que pasa en el interior del lugar o de sus vidas o de sus libros. Hasta el verde que matiza el rojo intenso de las lecturas parece llevar la mano hacia el interior de alguna pantalla invisible para el observador.