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La última visita (Medellín, Colombia)

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Después de los paseos incesantes de las hormigas que acompañaron todo el proceso de la orquídea desde antes de empezar a despuntar su capullo, y después de que se hubieran ido en busca de otras fuentes de alimento o de asombro, llega la última visita. Un abejorro grande y sano aparece colgado de sus alas para despedir a la flor que lo esperó para dar por terminado su ciclo, para entregarle esos deseos de volar que su forma atestigua. El abejorro dorado, negro y amarillo llega para rondarla en una especie de danza de cortejo y cuando por fin la abraza permanecerá allí apenas unos momentos, espaciados  cada uno de ellos por otros vuelos, por otras danzas. Luego partirá para buscar flores quizá menos espectaculares, pero más generosas. Pero volverá. Cuando renazcan otras orquídeas repetirá la sucesión de giros, danzas y abrazos; una tarea que tal vez sea un requisito imprescindible para asegurar que en el futuro habrá más orquídeas y él pueda regresar o para que lo hagan otros abej

Ojo al gato (Medellín, Colombia)

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Aunque todavía a los gatos negros se les endilga cualquier cantidad de protervas y diabólicas intenciones en contra de los desprotegidos seres humanos, es bueno recordar como en el antiguo Egipto, que en estos tiempos se ha convertido en referencia obligada para sustentar cualquier creencia popular, se les consideraba sagrados. Pero, por si acaso, no se debe olvidar que en la Edad Media la gente pensaba que las brujas se convertían en un animal de estos y de este color en particular. De hecho la mirada de los gatos es turbadora y si esa mirada rodeada de oscuridad se fija en tus ojos y algo en tu interior se siente intimidado es mejor buscar una contra de inmediato. Desafortunadamente no conozco ninguna, así que si usted se abruma frente a un gato negro, busque, busque cuanto antes cómo protegerse.