Desde hace décadas en esta ciudad, en esta fecha, multitud de mujeres y algunos hombres salen con niños disfrazados, a recorrer las calles y en los últimos años a asediar y a concentrarse en los centros comerciales.
Al parecer la pretensión manifiesta es recibir los dulces de todas las clases que les dan en los almacenes y cafeterías a los niños, pero es posible que también obedezca a una necesidad de la gente de ver sus deseos más secretos expuestos a través del disfraz del niño que acompañan.
Otro más de esos fenómenos sociales que aparecen cada tanto en la historia humana y que tal vez responda al mismo impulso de cambiar por un rato la vida propia, gris y anodina, por una de fantasía y brillante, así sea cada año.