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El payaso flotante (Medellín, Colombia)

En toda feria que se respete uno debe encontrarse con un personaje como éste, de esos que asombran a los incautos y a los ingenuos proponiendo un espectáculo que lanza un reto a la razón de los presentes.
Muchos se quedan frente a este payaso, que al parecer lo único que hace es flotar frente a nuestros ojos, esperando la revelación de su secreto o la realización de actos más osados y sorprendentes, para acabar de una vez con la cordura que los obliga a explicarse de alguna manera un fenómeno que desafía toda su lógica.

¿Dónde estás Caperucita? (Medellín, Colombia)

En esta ciudad es posible hasta encontrarse, en una feria del libro, la capa de Caperucita Roja tirada sobre algún árbol de fantasía, como corresponde al personaje.
Quizá decidió caminar por entre la gente vestida como cualquier persona, sin tener que soportar la marca que cubre siempre su cabeza.
Pero al ver la capa sola uno tiene que preguntarse: ¿qué pasó con la canasta? Acaso decidió cargar con ella, o la dejó en otro bosque, por aquello de despistar al enemigo. Pero quién es el enemigo, el lobo o la multitud que la perseguiría sin piedad haciendo esas preguntas insulsas que hace la gente vana con el único interés de desvelar misterios, de aporrear los mitos, aunque no logre siquiera hacerlos tambalear.
Todos son preguntas en torno a los personajes de los cuentos que siempre se han leído con deleite. Lo único cierto es que cuando Caperucita volvió por la capa nadie la vio. No sería extraño que hubiera tenido un cómplice que le hubiera ayudado a mimetizarse en la espesura y esfumarse en ella.
Quién pudo ser el cómplice, aquí se abre otro sin fin de posibilidades que agotaría la capacidad lectora de cualquiera. Desde la abuelita hasta Willy el coleccionista de bananos o el pingüino que una vez se apareció en la casa de un niño porque se sentía solo.
Cualquiera pudo haber sido, y eso nadie lo sabrá hasta que alguien decida escribir la historia.

El corazón de la moda (Medellín, Colombia)

Desde hace décadas esta ciudad ha dedicado su industria y su creatividad a la moda y a su comercialización.
Tal vez por eso en la pasada feria de Colombia Moda donde se vieron muchos corazones que representaban la pasión que la gente de este país siente por su tierra, algunas personas decidieron decorar uno de ellos con ropa. Esos atuendos que llevamos todos los días y que se vuelven parte de nuestra personalidad, además de ser una manera de contar sin palabras quiénes somos y qué nos interesa en la vida o con cuáles cosas estamos comprometidos, sirven también para mostrar nuestra dimensión creativa, como en este caso. No siempre es fácil expresarlo pero en esta ocasión quienes decidieron ponerle encima estos ropajes a un corazón manifestaron lo que apasiona a mucha de la gente que vive en esta ciudad o al menos expresaron la actividad de la que viven.

History repeating (Medellín, Colombia)

En el año 57 del siglo pasado se realizaba en la ciudad la cuarta exposición nacional de flores y simultáneamente: a finales de abril y principios de mayo se celebró en Medellín la primera feria de las flores a la que se llamó Festival de las flores.
Sobra decir que en esa época tanto como ahora las flores eran un elemento importante de la vida de la ciudad.
Tanto ayer como hoy la gente esperaba congregarse en la ciudad para asistir a las fiestas que se anunciaban.
Pero como dice Shirley Bassey en su canción History repeating, lo hemos visto antes y lo veremos de nuevo, pero lo que para cada generación que vive esta Feria de las flores no se repite, es la emoción causada por los distintos eventos en torno a las flores que se realizan en la ciudad.

Una orquídea para la mitología (Medellín, Colombia)

Si Tiziano hubiese conocido orquídeas como las que vemos en esta ciudad todo el año y en especial por estos días cuando todo el mundo se prepara para asistir a los eventos de una feria de flores, con seguridad el cuadro que pintó donde se ve a la mitológica Danae recibiendo impasible a Zeus convertido en lluvia de oro, hubiera tenido otra composición. En vez de gotas de oro hubieran caído orquídeas como éstas en el regazo de la princesa.
Claro que no es justo sugerirle nada al Tiziano que tomó el tema para su famoso cuadro de un relato mitológico de la cultura griega.
Donde se debió contar la historia de otra manera es en dicha mitología. Claro que para el mundo helénico era mucho más dramático, desde el punto de vista de la narración, hablar de lluvia de oro que de orquídeas.
Así que dejemos la historia como está y pensemos que en algún mito colombiano o latinoamericano debería contarse cómo una impasible doncella india de una belleza extremadamente perturbadora, fue transformada en orquídea debido a los celos o a los “indómitos” impulsos de uno de esos dioses indígenas, que en cuanto a venganza e intensidad en los deseos no se quedaban atrás de los griegos.

Imitación (Medellín, Colombia)

En una ciudad donde las flores abundan no es raro encontrarse en algún lugar con un toque de snobismo: algunas de estas flores decidieron renunciar a su color para cambiarlo por uno que las asemeje a sus imitaciones de plástico.

Medellín en blanco y negro