Feria de las flores, Medellín 2023
La realidad de Medellín va más allá de la imagen oficial. Queremos mostrar el rostro de una ciudad que parece cambiar cada día. Aunque la arquitectura permaneciera inalterada, la atmósfera, la naturaleza y la gente influirían en su aspecto de manera constante.
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La última visita (Medellín, Colombia)
Después de los paseos incesantes de las hormigas
que acompañaron todo el proceso de la orquídea desde antes de empezar a
despuntar su capullo, y después de que se hubieran ido en busca de otras fuentes
de alimento o de asombro, llega la última visita. Un abejorro grande y sano aparece
colgado de sus alas para despedir a la flor que lo esperó para dar por
terminado su ciclo, para entregarle esos deseos de volar que su forma
atestigua. El abejorro dorado, negro y amarillo llega para rondarla en una especie de danza de cortejo y cuando por fin la abraza permanecerá allí apenas unos momentos, espaciados cada uno de ellos por otros vuelos, por otras danzas.
Luego partirá para buscar flores quizá menos
espectaculares, pero más generosas. Pero volverá. Cuando renazcan
otras orquídeas repetirá la sucesión de giros, danzas y abrazos; una tarea que tal vez sea un requisito imprescindible para asegurar que en el futuro habrá más orquídeas y él pueda regresar o para que lo hagan otros abejorros y continúe así el
perenne ciclo de la vida.
Ikebana (Medellín, Colombia)
Espontáneamente la naturaleza logra la sutileza, riqueza y profundidad que alcanzan los grandes maestros en esta disciplina después de mucho tiempo. Hasta los japoneses, expertos en el ya centenario arte de los arreglos florales,
admirarían las composiciones que pueden verse en esta ciudad a cada momento,
donde sólo hay que tener la mirada atenta para encontrarlas en cualquier jardín.
Danza de los mirlitones o Danza de las flores (Medellín, Colombia)
Es un hecho conocido por todos que uno de los
temas en los que se ha inspirado el arte, desde siempre, ha sido la belleza de
las flores. Seduce tanto su forma y su colorido que hasta en la música se puede
percibir su influencia. Baste recordar la danza de los mirlitones, recreada por
Walt Disney en su película Fantasía y que forma parte del famoso ballet
Cascanueces de Piotr Ilich Chaikovski; uno de los más representados en el mundo,
especialmente en la época de Navidad.
En la exposición de
orquídeas que se realiza anualmente en la ciudad encontramos este año, entre
tantas variedades, ésta cuyas flores se asemejan a una troupe de bailarinas detenidas
en el momento de ejecutar un paso de danza. La similitud con una escena de
ballet es indudable.
Lirio blanco de la estrella (Medellín, Colombia)
Acostumbrados a los lirios sencillos, esos que otrora simbolizaron a la corona francesa, nos sorprende saber que éste también pertenece a la extensa familia de la flor de lis.
Debió pertenecer a alguna casa real desconocida y de la que ya nadie guarda memoria. Hasta podríamos decir que pudo ser el símbolo de los aburraes, esos primitivos e ignotos habitantes de este valle.
Por ahora sólo sabemos que esta planta crece
en un jardín al borde de una calle y que parece haberse adaptado fácilmente a las difíciles condiciones que esta ciudad le impone a todos los seres que tienen que vivir en ella.
Una ciudad que aunque se la llame de la eterna primavera es bastante exigente con la
flora que permite crecer en sus montañas.
Pedazos de sol (Medellín, Colombia)
Entre tantas manifestaciones de la belleza que
se pueden encontrar en la naturaleza la que más nos impresiona es la de
las flores. Tal vez porque en sus pétalos se materializa la luz en cada tono.
Una entre muchas (Medellín, Colombia)
De todas las plantas de la tierra el 10 ó el
20% están en territorio colombiano. Entre ellas el número de orquídeas exclusivas
de Colombia asciende a 1572 especies registradas de las 4270 que hay en todo el
país.
Y es que tenemos bosques donde un solo árbol
puede albergar entre sus ramas más especies que todo un país con estaciones.
Por eso no es de
extrañar que a pesar de que una ciudad no es el lugar ideal para este tipo de
plantas, en los patios, jardines y viveros de Medellín florezcan orquídeas en
todas las épocas del año.
Gotas de lluvia (Medellín, Colombia)
Nada
más fotográfico que unas cuantas gotas de lluvia salpicando cualquier
superficie. Sobre todo si esa superficie es la de las flores.
Plantas y árboles no
dejan de florecer en esta ciudad, donde la necesidad de algunos de cubrir la tierra
con pavimento o concreto no ha podido erradicar la naturaleza que se cuela por
cualquier tarjadura de los andenes o permanece en los patios de las casas que
se parecen, por la variedad de especies que se cultivan en ellos, a los santuarios de alguna deidad telúrica.
Una novedosa alfombra (Medellín, Colombia)
En
esta ciudad que hace de las flores el motivo para celebrar su fiesta principal,
la novedad de este año fue esta inigualable alfombra. El colorido recuerda las imágenes
de las mantas de Huamantla (México) donde también se celebra otra Feria de las Flores
y en agosto para completar la similitud.
Aunque
nunca hemos estado en esa población para saber cómo hacen sus mantas de flores creemos
que este tapete gigante tiene la ventaja de haber sido hecho con plantas vivas.
Pero,
independientemente de las similitudes o diferencias conocidas con otras
manifestaciones florales del mismo tipo, fueron muchos, muchísimos, los turistas
que se llevaron como recuerdo de las vacaciones pasadas en esta ciudad la foto
obligada con este fondo tan colorido.
Un árbol florecido (Medellín, Colombia)
En
esta ciudad las flores se han convertido, desde hace mucho, en su carta de
presentación entre otras características. Por eso a nadie le extraña
encontrarse una exposición de bonsáis incluida en todos los eventos que se
hacen con motivo de la Feria de las Flores.
La
técnica del bonsái originaria de China (donde simbolizaba para los monjes taoístas
la eternidad, así como un puente entre el cielo y la tierra) ha recalado en
este valle perdido entre montañas como en tantos otros lugares del planeta.
Independientemente de
que se compartan o no este tipo de aficiones, donde se deforma la naturaleza
para beneficio de los seres humanos, no se puede dejar de apreciar la belleza
de un árbol diminuto completamente florecido.
Mediodía en Junín (Medellín, Colombia)
El
sol del mediodía ilumina la famosa carrera Junín por donde pasan a diario miles
de personas, que sin saberlo contribuyen a dar ese color tan particular a esta
vía.
Cualquiera que
visite la ciudad se llevará entre su paquete de recuerdos la caminata bajo las palmeras
o la imagen de los puestos de flores que desde hace muchos años forman parte de
un lugar tan imprescindible para definir la singularidad de esta urbe.
El jardín secreto (Medellín, Colombia)
Existen
lugares en esta ciudad donde la atmósfera transmite esa misma sensación de
misterio que se va desarrollando con el paso del tiempo en las ciudades milenarias,
aunque su construcción sea tan contemporánea como los edificios de concreto y
vidrio que conformar el paisaje urbano.
A pesar
de que aquí es difícil encontrar ese tipo de lugares, al observador curioso no se le
hace imposible hallar sitios donde la magia de la imaginación puede revestirlos
con un aire de secreto.
Por
fuera de las vías recorridas usualmente en un edificio de reciente construcción
se encuentra este jardín alejado del ruido, de las luces y de gente ansiosa. Vale
la pena buscarlo e imaginar en su contemplación que es parte de ese otro jardín
descrito por la escritora decimonónica Frances Hodgson Burnett.
Belleza inquietante (Medellín, Colombia)
Según
la señora que vende plantas ornamentales en la plazuela San Ignacio ésta es una
gloxinia doble. Y no se sabe si el nombre hace referencia a la conformación de
las flores o a una aproximación a la cuantificación de la belleza, porque
parece que tanto su forma como la intensidad de su color duplican la perfección de su hermana
la gloxinia sencilla.
Pero,
a pesar de todo, el esplendor de forma y colorido que despliega esta planta no deja
de resultar inquietante, porque recuerda peligrosamente a la planta carnívora de
“La pequeña tienda de los horrores”, la famosa película del director Roger Corman.
Campo de maracas (Medellín, Colombia)
Esta planta (Zingiber Spectabile) originaria
de Sumatra, Tailandia, Malasia e India y conocida popularmente como maraca ha
ido conquistando gracias a su impactante forma y llamativos colores, las floristerías
y jardines de esta ciudad, amante de las flores.
Sobran las palabras cuando se observa la
florescencia de estas plantas, tan extraña a la concepción que desde siempre se
ha tenido de las flores por estos rumbos. Si bien es cierto que cada planta ha diseñado
su propia forma de atraer insectos y pájaros para su polinización también lo es
que unas se han esforzado más en el apartado de la originalidad.
En un jardín de Perú (Medellín, Colombia)
En el barrio Boston, a unas cuantas calles de El
Centro todavía se encuentran casas cuyos jardines son cuidados con esmero. Son
algo así como un oasis para la vista, donde la gente se entrega aún a la
actividad mesurada de sembrar y podar plantas que riñe con el mundo acelerado
de las ciudades.
Unas pequeñas flores que no alcanzan los tres
centímetros de diámetro se abren constantemente al cielo de este valle frente a
una casa de la calle Perú.
No tienen mucho perfume al parecer pero su intenso
color contrasta con el gris de los andenes y el asfalto que rodean el pequeño
jardín citadino.
Un rincón oriental (Medellín, Colombia)
En las ciudades europeas han aparecido, especialmente
desde el siglo XVIII, propuestas arquitectónicas inspiradas en oriente. En Europa
con su gusto por lo exótico como es el caso de la arquitectura oriental pueden
verse, en diferentes capitales y ciudades construcciones levantadas en los terrenos
contiguos a palacios reales o en medio de zoológicos y lugares públicos, varios
ejemplos de la chinoisserie europea basada en la
aparición de formas y elementos decorativos chinos o japoneses por mencionar sólo dos países
que han tenido una gran influencia en las artes del viejo continente.
En esta ciudad, donde no existe un barrio
chino y mucho menos algún sector japonés, dicha producción se ve en objetos aislados
cuya inspiración se remonta a la arquitectura o a la decoración orientales.
Esta imagen de una pagoda realizada al parecer
en granito rememora, para los habitantes de este valle encerrado en su propia
historia, otros lugares y otros rincones que sólo se ven en las diferentes publicaciones
que los medios de comunicación masiva ponen a nuestra disposición.
Es interesante ver el contraste que se produce entre
la pequeña figura de granito y las “conservadoras” que adornan con sus flores tantos
balcones de la ciudad, aclimatadas desde hace mucho a un entorno menos frío que
las montañas de los departamentos del centro de país.
Gloxinias en el patio (Medellín, Colombia)
El intenso color de estas flores de origen
brasilero vuelve con regularidad a los jardines de la ciudad como lo hace periódicamente
en macetas de toda Latinoamérica.
Su textura y color, además de la delicada forma de sus
flores hacen de esta planta una de las más mimadas y buscadas por todos aquellos que
le dedican parte de su tiempo al cuidado de jardines.
Y aunque no aparecen en las silletas que se ven en
almacenes y centros comerciales de la ciudad en esta época de la Feria de las
Flores, vale tenerlas en cuenta como una de las flores que ha encontrado un
lugar en los patios interiores y hasta en los balcones de las casas de esta ciudad
con vocación jardinera.
Composición de feria (Medellín, Colombia)
En una
ciudad que hace de las flores el centro de su fiesta máxima anual no es raro
encontrar siempre y durante todo el año, flores en su composición urbanística; hermosas
flores que aunque efímeras como ésta contribuyen con su belleza y color a
suavizar la dureza de las líneas del ladrillo y el concreto en lugares públicos
y privados.
El color intenso de las flores (Medellín, Colombia)
Cada vez que se abren los botones de esta
planta es una fiesta para los ojos.
Es como si un pintor manierista se hubiera
entregado a la tarea de mezclar colores en su mente y en su paleta para salvar
el espacio que hay entre la imaginación y el lienzo con unos colores de una brillantez
casi inverosímil.
Una vieja planta de jardín se entrega incansable a producir,
además de oxígeno, flores de colores tan vivos que atraerá bastantes insectos y las miradas de
aquellos que se solazan en la belleza que por todas partes adorna estas tierras.
Luz natural (Medellín, Colombia)
Colgando del cielo, como esas luces navideñas que
adornan profusamente en los diciembres las calles de esta ciudad, uno puede encontrarse
unas flores como estas en algunos jardines.
Parecen alumbrar el lugar con su forma y su color.
En estos días de equinoccio cuando los elementales
de las plantas según algunas creencias están en su mayor actividad sería
posible verlos, para quien tenga la mente abierta, desplazarse bajo estas
hermosas flores que como lámparas deben iluminar los caminos secretos del
bosque.
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