El tiempo se ha estirado como siempre lo hace en los recuerdos. Apenas se fueron quienes dejaron allí las pruebas de su estadía y ya la mesa y estos dos vasos se han sumergido en ese aire de nostalgia, que adquieren los objetos abandonados hace mucho tiempo. Sin embargo, sólo han transcurrido unos pocos minutos desde que se silenciaron los sonidos en esta mesa. Nunca sabremos las circunstancias de la partida, aunque uno se entretenga en sopesar y barajar, entre las múltiples opciones, aquellas que le agreguen contenido a una imagen que se ve todos los días. Es posible que los dos se hayan ido juntos, inmersos todavía en las conversaciones que empezaron hace tiempo o que por el contrario hubieran abandonado el lugar en el silencio cómodo y sin sorpresas de los viejos amantes. Tal vez uno se fue inmediatamente después del otro, como si quisieran añadir a su alejamiento un aire de furtiva indiferencia. Pero no sé porqué esta foto de dos vasos solitarios abandonados sobre una mesa gris me