Estas montañas que se ven tan cercanas están verdaderamente lejos, se nota por la difusa imagen que la neblina o la contaminación les da.
Sin embargo la ciudad parece acercarse con decisión a ellas, pero pese al asedio constante que ejerce sobre las montañas que la rodean hay lugares que afortunadamente nunca podrá conquistar.
Son tan escarpadas sus superficies que estas montañas pueden estar tranquilas, los bosques que las cubren seguirán allí por muchos siglos.
La única fuerza capaz de cambiar su apariencia sería la de un terremoto.
Los habitantes de esta ciudad deberían estar agradecidos de la protección que dan estas montañas tan altas y tan inaccesibles; así la vegetación no corre peligro de ser asaltada por las urbanizaciones o las invasiones, que para el caso es lo mismo.
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