A
esta ciudad el clima del que goza le ha valido el nombre de “la ciudad de la
eterna primavera”, sin embargo hay momentos en que aquellos que conocen de
estaciones, llegan a pensar que ha llegado también el otoño a estos parajes: algunos
árboles nos dan esa impresión cuando deciden, por algún arcano designio,
despojarse de sus hojas para renovarse.
Siempre que se ven
estos árboles en su proceso de rejuvenecimiento no dejan de causar impacto en
los observadores, acostumbrados ya a la frondosidad y la exuberancia de la
naturaleza de este valle, a pesar de los atropellos que un urbanismo mal entendido
le causan constantemente a la ciudad.
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