Columnas (Medellín, Colombia)

La falta de altura de estos chorros se ve compensada con el dramatismo de su forma. La uniformidad de las columnas del fondo refuerza la impresión que causa el agua en movimiento.

Casas viejas (Medellín, Colombia)

Las casas que la gente abandona nunca estarán vacías, la vida se ingenia la manera de apropiarse de ellas, utilizando los lugares más insospechados para dar cobijo a alguna especie.

Bandera (Medellín, Colombia)

El pasado 20 de julio (el día de la independencia) a la entrada de un edificio, influidos tal vez por el inconsciente colectivo, tres personas formaron durante unos momentos la bandera de Colombia.

Los mil espejos del cielo (Medellín, Colombia)

La superficie simple de este edificio parece diluirse en la gama de grises que la cubren, como si la única razón de ser del cielo nublado, fuera deshacer la arquitectura y perderse en su propio reflejo.

Vallas en oriente (Medellín, Colombia)

Desde hace algo más de tres años las vallas publicitarias, de toda clase, se tomaron las terrazas de este sector del oriente de la ciudad. El motivo, captar la mirada de los pasajeros del metrocable, que desafiando la altura se mecen levemente entre estación y estación.

Esperando a los bárbaros (Medellín, Colombia)

La ciudad se arma y se desarma incesantemente a su alrededor y sin embargo ellos permanecen inmóviles, a la expectativa, con la mirada fija en el horizonte, sin saberse qué aguardan. Acaso ellos, como nosotros, también están esperando a los bárbaros. Tal vez sea la única solución: tener esperanza aunque llegue la noche y alguien traiga la noticia de que los bárbaros no vendrán, que ya no hay bárbaros, como en el poema de Cavafis.

Mar de hierba (Medellín, Colombia)

Sin más alternativa la hierba se inclina ante la fuerza del viento que la azota. De la misma manera se doblega el hombre a veces ante las circunstancias que lo agobian.

Inicios (Medellín, Colombia)

Un viejo árbol ducho en la lid de la supervivencia, acostumbrado a servir de soporte a musgos y plantas aéreas aloja, sin preocuparse por su destino incierto, una pequeña planta.

Una ventana para la abstracción (Medellín, Colombia)

Nada más acertado que la palabra escrita en la ventana por donde se asoman estas dos figuras, aunque no se sepa si el término hace referencia a la forma de los maniquíes, como representación del cuerpo humano, o al hecho de que toda imagen es un reflejo desvaído de la realidad.

Los caminos por venir (Medellín, Colombia)

En medio de una plaza unos juguetes permanecen inmóviles, preparados para recorrer los caminos que les asignarán los niños a quienes esperan. El azar fijará los rumbos por donde se moverán con osadía: esa determinación con la que se desplaza un niño por la vida, transformando el futuro en su propia historia.

En el centro del Centro (Medellín, Colombia)

Quizás para muchos de los habitantes de Medellín el edificio Coltejer ya no sea una referencia como lo fue para muchos de sus habitantes dur...