El abrazo de un árbol (Medellín, Colombia)

En una ciudad donde pasan tantas cosas de manera simultánea, no es extraño que estos pocos peatones ni siquiera perciban que sobre sus cabezas, un árbol y un edificio se abrazan permanentemente, confirmando una amistad de décadas.

Los amigos y los libros (Medellín, Colombia)

Estos tres niños parecen haber encontrado la manera de conjugar dos de las mayores riquezas de la vida: la amistad y la lectura. Aunque suena redundante, puesto que, en el transcurso de una existencia, los amigos se convierten con frecuencia en libros que acompañan con su sabiduría y estos últimos casi siempre terminan por ocupar entre los amigos los puestos más señalados.

Duelo de agua (Medellín, Colombia)

Cualquier pretexto es válido para darle salida a las ganas de competir y ejercitar además, todas esas otras habilidades que el ser humano desarrolla desde la infancia.

Santuario (Medellín, Colombia)

Un retazo de vegetación (donde diferentes especies se mezclan en un caos aparente) y un pequeño ojo de agua, recuerdan las repetidas imágenes que se fijan en la memoria del viajero, cuando se mueve por las carreteras que lo conducen a la ciudad o lo alejan de ella.
En medio de calles, contaminación y edificios el visitante de este sitio tiene la posibilidad de sentirse en uno de esos lugares donde la luz, el agua y las plantas infunden la reverencia que sólo inspiran los santuarios.

Transacciones (Medellín, Colombia)

Pedazos de historia cotidiana permanecen en el suelo, a la espera de alguien que quiera incorporar a su propia vida, un trozo de la existencia desechada de otro. Se cambian o se venden, se juegan o se dan en usufructo como la vida de aquel poeta.

Colores complementarios (Medellín, Colombia)

El impacto que produce el contraste entre el anaranjado de estas flores con el verde de las hojas confirma los enunciados de la teoría (estos dos colores se intensifican mutuamente), como sí a esta planta le interesaran más las connotaciones estéticas que la funcionalidad.

Punto de fuga (Medellín, Colombia)

Algo que está por fuera de la fotografía atrae la atención de tal manera, que sólo unas cuantas cabezas establecen el contraste con todos los ojos que miran hacia el mismo lugar, tan invisible como un punto de fuga exterior en una imagen en perspectiva.

El obrero (Medellín Colombia)


Uno se pregunta si la paz del parque, donde se encuentra esta escultura, tiene que ver con la sombra que ofrecen los árboles o con la serenidad del rostro metálico de este obrero, que contrasta con la fuerza contenida de sus manos y su cuerpo.
La falta de una loza en la parte posterior del pedestal, le agrega a la escultura un toque más de esa nobleza con que el tiempo bendice las obras de arte.

Fauna urbana (Medellín, Colombia)

Una ardilla, que parece diminuta, recorre a gran velocidad el tronco de un viejo árbol. Lleva su vida sin prestarle mucha atención a la gente que pasa.
Pero no hay que llamarse a engaño, su mirada vigilante la previene para no dejarse atrapar. La experiencia de muchas generaciones le ha enseñado a evitar el contacto con esa especie desesperada, que se mueve por debajo de su mundo.

La dama de la hoz (Medellín, Colombia)

Desconocido para la mayoría de los transeúntes, este altorrelieve permanece sobre la puerta de uno de esos edificios viejos de Junín, donde funciona una institución bancaria. El tema parece hacer referencia al trabajo: en una pose de reminiscencias egipcias una mujer manipula con gesto delicado una hoz; el pelo, amarrado en una trenza, cuelga sobre el hombro poniendo un toque de coquetería en toda la escena.

En el centro del Centro (Medellín, Colombia)

Quizás para muchos de los habitantes de Medellín el edificio Coltejer ya no sea una referencia como lo fue para muchos de sus habitantes dur...