Los
acuarios han estado presentes en todas las épocas y en distintos lugares del planeta,
desde los estanques de civilizaciones tan antiguas y refinadas como la china o
la japonesa hasta los actuales hechos de vidrio o acrílico.
Y
hasta han aparecido en fragmentos memorables de la literatura, como la descripción
de la muerte de los peces sagrados que contemplaba en su acuario al aire libre la
familia Barca en Salambó la novela de Gustave Flaubert.
En
esta ciudad son un trozo del mundo libre y salvaje que se ha destinado desde
siempre a la decoración de los espacios íntimos de las casas y de algunos lugares
públicos.
Para
muchas personas es reconfortante dejarse llevar por la tranquilidad casi siempre
imperturbable de los peces. A la atracción que
ejerce el agua sobre los seres humanos se suma la belleza de estos animales,
tan coloridos que a veces parecen flores en movimiento.
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