Para los habitantes de esta ciudad la primavera siempre ha sido
un lugar común, sin embargo hay momentos en que irrumpe sin avisar el calor
agobiante del verano. Y entonces quedan pocos lugares a la intemperie donde uno
se pueda refugiar del calor.
La ventaja de una ciudad de primaveras interminables
es que siempre hay un charco de agua fresca donde apagar la sed. No importa el
lugar donde se encuentre o la fuente de donde proviene. Para una boca sedienta,
agua es agua.
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