En esta época es muy poco probable encontrarse
una libélula en una ciudad. Pero todavía es más improbable tener la cámara a la mano y
poder robarle al azar una imagen que apenas dura un instante en la retina.
Estas libélulas que
otrora abundaban en los jardines han sido relegadas como tantas otras cosas al
campo o si acaso a las tierras de cercanías. Sin embargo como las abejas o los
colibríes, que a veces aparecen libando en las flores que permanecen por ahí en
cualquier patio, las libélulas también se aparecen, de vez en cuando, para que
un observador un poco atento dé cuenta de su persistencia en esa otra realidad citadina
que no por diminuta deja de ser menos impactante y hermosa.
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