Así se veía la sede principal de la Biblioteca
pública piloto para América Latina en septiembre del 2015, días antes de
ser cerrada debido a unos arreglos estructurales que se le iban a hacer al edificio,
según la versión oficial.
Ya se habían empezado a empacar los libros y
tal vez porque se esperaba su cierre temporal, apenas si se veía uno que otro
lector desprevenido.
Más de un año después
este lugar sigue cerrado. Quizá pasará mucho tiempo antes de que los pocos lectores
que aún insisten en frecuentar los interiores de las bibliotecas puedan volver
a entrar a este recinto o a otros similares.
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