En un rincón de una sala se hizo este pesebre. Las paredes de adobe sirven de horizonte a la representación ideada por San Francisco en el siglo XIII. El colorido de las figuras anima el paisaje desértico y monocromático del medio oriente.
A un lado de la gruta, adonde se dirigen José y María inexorablemente, está el librito con la novena que se reza por las noches, matizada con los versos tan repetidos y conocidos, pero que nunca pierden el encanto que evocan.
A un lado de la gruta, adonde se dirigen José y María inexorablemente, está el librito con la novena que se reza por las noches, matizada con los versos tan repetidos y conocidos, pero que nunca pierden el encanto que evocan.