Thor el dios del trueno (Medellín, Colombia)

A nuestras espaldas o frente a nuestros ojos pasan cosas que no podemos explicar de manera lógica. Por eso tratamos de encontrar argumentos para tranquilizar nuestra mente por hechos que no tenemos la capacidad de asumir.
Esta vieja silla de la plazuela San Ignacio aparece completamente deshecha sin que podamos explicarnos cómo pudo llegar a ese estado de un momento a otro.
Al verlo yo me he preguntado si no fue quizá el lugar donde Thor el dios del trueno apoyo su contundente arma y el pobre banco no pudo soportar la presión, o si no sería tal vez que en su lucha contra algún enemigo ese mazo imponente fue a dar contra él y casi lo pulveriza.
Queda a la imaginación de cualquiera explicar este fenómeno que puede verse hoy en una plazuela de la ciudad.
Muchos dirán que simplemente es una consecuencia del deterioro normal que el tiempo ejerce sobre las obras humanas, pero yo me quedo con la idea de que, de alguna manera, esto es obra de ¡¡THOR el DIOS DEL TRUENO!!

Un viajero (Medellín, Colombia)

Después de visitar muchos lugares para añadirles su magia, este viajero navideño decidió tomarse un descanso y a pesar de la necesidad de permanecer alerta fue descubierto disfrutando de la suavidad de las cintas y los encajes en una mesa de un centro comercial.

Luz de Navidad (Medellín, Colombia)

La luz en nuestra sociedad siempre ha estado asociada a la Navidad Cristiana, uso que al parecer tiene sus orígenes en las épocas remotas donde el fuego tenía carácter sagrado y servía, de alguna manera, para atraer sobre sí el favor de los dioses.
A pesar de los cambios que han sufrido las comunidades humanas esta práctica continua, se siguen iluminando calles, casas y edificios, y en ciudades como París, Nueva York o Londres un árbol de proporciones desmesuradas es iluminado para la ocasión, representando esa fascinación que para el ser humano significa el fuego.
Las luces se han refinado en su manifestación pero podría uno pensar que dan cuenta del temor atávico a la oscuridad y lo desconocido.
Por estas fechas, la luz adquiere un lugar más especial aun y a pesar de haberse perdido el origen de la tradición en la “oscuridad” de los tiempos, la mente humana permanece fiel a costumbres que nos dicen que la mente del hombre ha cambiado poco realmente.

Una reunión de hongos (Medellín, Colombia)

Tal vez pudimos contemplar un grupo de hongos antes de entrar a un lugar desconocido para realizar su reunión de hongos anual; debe realizarse, porqué no, cada año a principios de diciembre. La de este año se celebraría en un pequeñísimo bosque de la ciudad al lado de una quebrada.
Y como a la mayoría de las personas se nos olvida observar esos nichos verdes que salpican la ciudad no podemos ver los eventos que como éste vienen realizando desde tiempos inmemoriales.
No importa que cada vez haya más construcciones y más gente. Estos pequeños seres se las ingenian para permanecer en sus territorios, aprovechando la falta de capacidad de observación que tenemos los seres humanos para darnos cuenta de las expresiones pequeñas de la vida.

En un muro del Metro (Medellín, Colombia)

En un costado de la estación Floresta esta Virgen de los Dolores evoca el maravilloso arte del mosaico que alcanzó su máxima perfección en la ciudad de Rávena (Italia) en la época medieval, una ciudad que cuenta en la actualidad con escasos 160.000 habitantes y está plagada de arte por todos sus rincones.
A quienes pasan por la Avenida 80 les recomiendo detenerse a admirar esta hermosa imagen. Nunca está de más reconciliarse con el arte y darse cuenta que los muros de las ciudades no sólo sirven para soportar en sus superficies la violencia expresada con tanto rayón de pintura en aerosol.

El aire de la mañana (Medellín, Colombia)

Hay en la ciudad lugares como este donde el color verde de los árboles da un toque de tranquilidad. Se congratula uno al percibir que todavía las mañanas pueden transmitir ese aire apacible de la luz, cuando el sol ya hace rato que salió a calentar la atmósfera sin alcanzar a volver pesado el ambiente citadino.
Los árboles se extienden creando manchas de sombra y el cielo azul se ve alterado sólo por la huella que dejó un avión en su viaje a lo desconocido.

Tarde de sábado (Medellín, Colombia)

El parque de Berrío siempre ha sido en esta ciudad un lugar que convoca a mucha gente de la ciudad, así como paso obligado de quienes tienen que cruzar El Centro no sólo en semana sino sábados y domingos especialmente.
Allí pueden verse personajes que tal vez se han convertido en característicos del lugar para quienes frecuentan este sitio por necesidad o porque disfrutan el estar entre las multitudes. Lo cierto es que la variedad de personas le dan al parque un sello particular.
Para turistas y habitantes es un lugar que debe ser visto así sea por unos cuantos minutos, pues allí se da cita tanta gente que uno podría atreverse a decir que se puede estar cerca de una muestra muy representativa de gran parte de los habitantes de la ciudad.

Los aguacates de la esquina (Medellín, Colombia)

En una esquina de la ciudad, frente a una de las estaciones del Metro, un pequeño mostrador seduce a los que pasan con la belleza de estos aguacates.
A uno se le hace agua la boca pensando en el sabor que le espera cuando parta una de estas frutas maravillosas y de un bocado paladee su peculiar textura.
Nada como este manjar para acompañar unos fríjoles con hogao o un mondongo o aunque sea un delicioso sancocho de cola.
Y es que así sea sola esta fruta se ha ganado el derecho de aparecer como uno de los manjares principales en la mesa de cualquier casa de este país con su sabor discreto pero inconfundible.

Transformers (Medellín, Colombia)

Unos hermosos hongos pasan desapercibidos mientras se dedican a transformar en un jardín cualquiera un tronco caído.
La vida en esta ciudad como en cada rincón del planeta no se detiene, así los transeúntes que pasan por su lado no se den cuenta de la maravilla que sucede junto a sus pies.

Facultad de medicina de la Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia)


El tradicional edificio de la facultad de medicina de la Universidad de Antioquia donde han recibido formación médica tantos profesionales permanece inalterado frente al paso del tiempo. Profesionales como el doctor Antonio Ramírez uno de los mejores cirujanos en cardiología que por allá en los setenta hacía operaciones a corazón abierto y salvaba vidas de tantos enfermos de pacientes de enfermedades cardiovasculares se formaron en este edificio.
Hombres que tal vez se asomaron a estas ventanas y contemplaron diariamente esta arquitectura sobria al llegar a recibir sus clases, donde otros profesionales se preocupaban por la formación de su compromiso con el conocimiento y con el ser humano.

En el centro del Centro (Medellín, Colombia)

Quizás para muchos de los habitantes de Medellín el edificio Coltejer ya no sea una referencia como lo fue para muchos de sus habitantes dur...