Este valle donde tantas generaciones de buitres han ejercido con celo el papel que la naturaleza les ha asignado, permanece bajo su mirada alerta.Sin importarles la mala imagen que llevan a cuestas están siempre dispuestos a desplazarse de un lugar a otro, con vuelo seguro, por el cielo de una ciudad que tiene mucho que ofrecer a su avidez.
¿Una ciudad de buitres? No lo sé. En realidad siempre agradezco que aparezcan para reconocer nuestra verdadera naturaleza.
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