Uno siente una gran
satisfacción al ver los trabajos de renovación que se están llevando a cabo en
el Hotel Nutibara, uno de los edificios emblemáticos de esta ciudad.
Es como si por fin hubiéramos
entendido que la historia arquitectónica de la ciudad es también patrimonio de
todos sus habitantes (los actuales y los futuros y hasta de los recién
llegados).
Será que por fin estamos
entendiendo que una ciudad innovadora no es únicamente aquella que se dedica a
construir nuevos edificios de dudosa innovación arquitectónica, sino también aquella
que es capaz de mirar al pasado con orgullo.
Felicitaciones para aquellos que decidieron
conservar para la posteridad la belleza clásica y sin aspavientos del Hotel Nutibara;
todo lo contrario a lo que hicieron en su momento los responsables de la ciudad
con el edificio donde quedaba el Hotel Europa y el teatro Junín, por allá a
comienzos de la década de los setenta.
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