Uno de esos edificios cuya arquitectura no necesita
grandes decoraciones para resaltar entre las innumerables edificaciones de este
sector se levanta en una de las esquinas más conocidas y frecuentadas de la
ciudad (Avenida Oriental con la calle Colombia). Sin embargo su construcción
sencilla lo destaca y le imprime a esta zona una atmósfera mesurada y tranquila,
atmósfera que de manera continua e imparable ha ido perdiendo El Centro por
cuenta del tráfico, las multitudes y los vendedores ambulantes que invaden los
andenes.
Desde la piedra de la fachada hasta la línea sobria
de ventanas y balcones le dan a este edificio un aire de otro tiempo, como si a
su alrededor se hubiese detenido un poco la historia de la ciudad.
La mirada se posa tranquila en su superficie y le
hace meditar a quien observa sin afanes, en esos barrios europeos donde los
edificios guardan tantos relatos de amores y pasiones que tal vez no lleguen a conocerse
jamás.
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