Para una persona sin imaginación o simplemente
desprevenida, las formas grises y amenazadoras de donde parece surgir esta
palmera podrían ser sólo una escultura moderna, es decir el producto de
la creación de un artista. Pero para otros, para los que se asombran con los
objetos inesperados que se encuentran en las calles de esta ciudad podrían ser
los dientes de algún animal prehistórico y descomunal que fueron surgiendo, sin
que la gente se diera cuenta, del lugar donde descansaron durante millones
de años. O por qué no los últimos vestigios de las fauces gigantescas de un tiburón
varado en una antigua playa.
De todas manera la composición que forman esas figuras
inanimadas y grises con las hojas de la palmera no deja de ser impactante, así
sea una simple cooperación entre las creaciones humanas y la naturaleza.
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