Naturaleza de artificio (Medellín, Colombia)

No siempre las flores que se encuentran en la ciudad son esas que ha desarrollado la naturaleza después de millones de años de evolución, a veces uno se tropieza con sus colores y formas repetidos con fidelidad obsesiva. Sin embargo por más que estas flores se asemejen a las originales, siempre se añoran las verdaderas.

La piedra se desmorona (Medellín, Colombia)


En un pedestal de cemento una escultura sometida a la fuerza del viento y del agua se desmorona paulatinamente, como si quisiera emular esas otras estatuas milenarias, que empiezan a mostrar los estragos que también hace el tiempo en la piedra, cuando ya hace mucho que sus creadores han desaparecido.
Y para reforzar el aspecto de monumento visitado por viajeros, la superficie está marcada con letras y avisos de distinta índole; sólo que los peregrinos que sienten la necesidad de dejar su huella en este lugar, son los caminantes de las calles y los empujadores de esquinas de la ciudad.

Flor de lis (Medellín, Colombia)


El lirio, una de las flores más comunes en los jardines públicos y privados de la ciudad, se roba las miradas con su color intenso. Y si además uno observa con detenimiento la pureza de sus líneas, empieza a preguntarse cómo puede haber tanta belleza en sólo seis pétalos. No es de extrañar que los alquimistas de la edad media utilizaran su imagen, entre otros fines, para simbolizar la perfección.

Juegos de luz y de sombra (Medellín, Colombia)


La luz que se desliza sobre la decoración semibarroca de esta iglesia, juega con las superficies para aumentar o disminuir el efecto de las sombras, incitando a aquellos particularmente sensibles, a buscar mensajes cifrados en la repetición de sus formas.

Un día gris, de esos que ya... (Medellín, Colombia)


Esta panorámica del centro de la ciudad, que la luz opaca del día luchaba por despojar de todo color, como si quisiera marcar cada cosa con el acento monocromático del gris, se iluminó de pronto cuando apareció en primer plano el verde brillante de una cheflera.

Cotidiano (Medellín, Colombia)


Cada día ella siempre hace todo igual… así se podría empezar a cantarle a esta ciudad. Pero cada día, ella, obliga a sus habitantes a alterar algo de sus rutinas al confrontarlos con escenarios similares, donde los personajes cambian de roles continuamente.
Todos los días se parecen a los anteriores y sin embargo la ciudad, los habitantes o los hechos mismos, siempre lo empujan a uno a involucrarse en situaciones distintas. La ciudad cambia siempre, la ciudad es siempre la misma.

El camino de las orugas blancas (Medellín, Colombia)


Por este techo se desplazan continuamente unas orugas gigantes, pero nuestra mirada temerosa las percibe como una característica más de la arquitectura. Su movimiento, sinuoso e infinito, pasará siempre desapercibido para quienes no desean mirar la realidad con las vestiduras de la fantasía.

Sobre vírgenes y santos (Medellín, Colombia)


Afuera de la iglesia, en el saliente de una columna que prefigura las repisas donde pasaran el tiempo, estas imágenes esperan, en perfecta formación, ser llevadas al lugar donde aguantarán la carga de esperanzas y arrepentimientos de los devotos. Deben estar dispuestas desde ya a soportar agravios, zalamerías o ruegos de los que por su mediación, piden las dádivas más triviales o importantes a las identidades celestiales que representan.

La imaginación de los espejos (Medellín, Colombia)



Muchos autores de ficción y de no ficción han defendido, o al menos han expuesto la tesis, de que detrás de las superficies que reflejan objetos hay otra realidad: en unos casos se limitan a duplicar lo que se encuentra frente a ellas, pero en otros van más allá y el reflejo adquiere formas y dimensiones distintas, como si obedeciera a unas leyes completamente diferentes a las de nuestro universo. Pero no sólo repiten o deforman, a veces le agregan elementos a la imagen que duplican, como es el caso de la nube que se refleja en los vidrios de este edificio. A juzgar por el azul impecable del cielo, su existencia a este lado de los espejos es muy improbable.

Campo de estrellas (Medellín, Colombia)



Durante un tiempo muy corto, mientras la luz del cielo se apaga, es posible ver como la oscuridad va devorándolo todo frente a nuestra vista. Al mismo tiempo las luces artificiales con las que el hombre combate uno de sus miedos más atávicos, empiezan su lucha con las sombras, para dar paso a un espectáculo que, guardando las distancias, parece un firmamento lleno de estrellas.

En el centro del Centro (Medellín, Colombia)

Quizás para muchos de los habitantes de Medellín el edificio Coltejer ya no sea una referencia como lo fue para muchos de sus habitantes dur...