La fuente del parque (Medellín, Colombia)

Intemporal como el agua, esta fuente en medio del parque Bolívar refresca el aire cálido de los días que por esta época oprimen al transeúnte citadino con su calor.
Y no sólo es la frescura del agua lo que atrae, es el movimiento incesante que ejerce, sobre la mayoría de las personas, un efecto apaciguador con su sonido cantarín.

Vendedora callejera (Medellín, Colombia)

Una vendedora se apresura con su bandeja de bebidas para satisfacer la sed de la multitud, mientras a la entrada de uno de los tantos eventos que se realizan en esta ciudad las personas esperan soportando el calor que en algunas ocasiones castiga la ciudad.

La sed obliga a la gente a hidratar el cuerpo, en tiempos calurosos, con bebidas envasadas de manera industrial o artesanal.
A su lado una caja con mango partido en largas tiras se venderá para satisfacer otro tipo de deseos a la hora de consumir pasabocas callejeros.


Follaje (Medellín, Colombia)

Imágenes como esta son comunes en la ciudad; aunque no abundan como debieran no son extrañas de ver para quienes vivimos en este rincón del planeta. Ojalá que cada vez sean más los lugares donde la naturaleza crezca con tanta fuerza y la construcción de edificios, casas, centros comerciales y demás obras humanas se vean equilibradas por estos macizos de follaje que producen oxígeno sin descanso.
Pocos conocemos los nombres de estas plantas pero las denominaciones son lo de menos, lo importante en realidad es su belleza y la función que cumplen.

Nacimiento (Medellín, Colombia)

Una preciosa imagen de la exposición de pesebres que se lleva a cabo en un centro comercial de la ciudad.
Un año más donde se recuerda un acontecimiento que marcó la historia de la humanidad. En algunos lugares de la ciudad se celebra este Nacimiento con regalos y reuniones.
Desafortunadamente muchos de los que viven en esta ciudad perdieron de vista el significado de este acontecimiento y dedican estos días a los excesos del licor, la pólvora y el ruido.

Sólo el viento (Medellín, Colombia)

El viento silba y las dunas de arena con su movimiento incesante transforman el paisaje. El hogar de este hombre debe encontrarse a kilómetros de distancia y sin embargo se le ve tranquilo prestando atención a los sonidos del desierto: leves, sutiles.
Era una época cuando el silencio era tan apreciado y sin embargo tan común.
Qué maravillosos tiempos aquellos cuando el sonido no se derrochaba en niveles tan desaforados como en esta época, en la que vivimos, donde el ruido nos ataca con la misma violencia que las tormentas.

El reflejo de la tranquilidad (Medellín, Colombia)

En esta pequeña plaza una fuente refresca y acompaña el hermoso árbol cuyo reflejo devuelven los vidrios de los edificios.
Sitios como éste son los que deben ver los que visitan esta urbe y se van con la idea de una ciudad amable con las personas que la habitan.
Todo lo contrario con el caos de El Centro donde el espacio público ha sido invadido por la ansiedad y el miedo, un espacio del que no hablan las administraciones públicas cuando citan esta ciudad como ejemplo para el mundo, de la transformación en los últimos años, del urbanismo en favor de los ciudadanos.

El flautista del pesebre (Medellín, Colombia)

Entre los caracteres que aparecen en los pesebres uno puede encontrarse al flautista, que puede ser un pastor encantador de ovejas.
Aquí se le ve saliendo de su casa para dirigirse al aprisco donde tiene sus ovejas y llevarlas a pastar o tal vez ensayando alguna de esas melodías nostálgicas que producen las flautas y que acompañan su tarea solitaria mientras contempla el campo que se abre a sus pies.
Una escena bucólica reproducida con gran detalle, mientras el suceso que ha marcado gran parte de la historia de la humanidad está a punto de producirse de nuevo.

Papel crepé (Medellín, Colombia)

En la esquina de la calle Caracas con la carrera Córdoba puede verse este hibiscus o San Joaquín como es llamado en Antioquia. La textura de sus flores, para quienes no conozcan este arbusto, puede parecer de papel crepé pero es el producto de la más pura naturaleza, además de que su color naranja parece casi artificial.
Una hermosa flor que afirma la tradición floral de esta ciudad y que como en cualquier lugar puede sorprender a quien pase por sus calles con la atención en los detalles y no sólo en el asfalto o en sus propios pensamientos.
Hay lugares en esta urbe donde las plantas crecen libremente regalando oxígeno y belleza tanto a quienes la habitan como a sus visitantes.

Thor el dios del trueno (Medellín, Colombia)

A nuestras espaldas o frente a nuestros ojos pasan cosas que no podemos explicar de manera lógica. Por eso tratamos de encontrar argumentos para tranquilizar nuestra mente por hechos que no tenemos la capacidad de asumir.
Esta vieja silla de la plazuela San Ignacio aparece completamente deshecha sin que podamos explicarnos cómo pudo llegar a ese estado de un momento a otro.
Al verlo yo me he preguntado si no fue quizá el lugar donde Thor el dios del trueno apoyo su contundente arma y el pobre banco no pudo soportar la presión, o si no sería tal vez que en su lucha contra algún enemigo ese mazo imponente fue a dar contra él y casi lo pulveriza.
Queda a la imaginación de cualquiera explicar este fenómeno que puede verse hoy en una plazuela de la ciudad.
Muchos dirán que simplemente es una consecuencia del deterioro normal que el tiempo ejerce sobre las obras humanas, pero yo me quedo con la idea de que, de alguna manera, esto es obra de ¡¡THOR el DIOS DEL TRUENO!!

Un viajero (Medellín, Colombia)

Después de visitar muchos lugares para añadirles su magia, este viajero navideño decidió tomarse un descanso y a pesar de la necesidad de permanecer alerta fue descubierto disfrutando de la suavidad de las cintas y los encajes en una mesa de un centro comercial.

En el centro del Centro (Medellín, Colombia)

Quizás para muchos de los habitantes de Medellín el edificio Coltejer ya no sea una referencia como lo fue para muchos de sus habitantes dur...