Cuesta creer que este edificio, construido por el belga Agustín Goovaerts para alojar oficinas administrativas de carácter nacional, haya sido el preferido de los suicidas en los años sesenta y setenta para arrojarse al vacío. Hoy, después de años de abandono, da albergue a un comercio lleno de vitalidad.
La realidad de Medellín va más allá de la imagen oficial. Queremos mostrar el rostro de una ciudad que parece cambiar cada día. Aunque la arquitectura permaneciera inalterada, la atmósfera, la naturaleza y la gente influirían en su aspecto de manera constante.
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Lo siento.La bibliografia que estoy revisando confirma que el Palacio Nacional fue construido por Goovaertes.
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