Esta casa que ha visto pasar tantas generaciones frente a su puerta, permanece en el mismo lugar, pero no en el mismo estado; el techo se sostiene precariamente y la fachada se ha ido empequeñeciendo como le pasa a todos los ancianos. Sin embargo, la vida que siempre ha albergado continúa:
Los ocho escalones que conducen a la calle se siguen gastando con los pasos de los jóvenes o los viejos que van haciendo historia bajo sus tejas.
Los ocho escalones que conducen a la calle se siguen gastando con los pasos de los jóvenes o los viejos que van haciendo historia bajo sus tejas.
Parece que se estuviera encogiendo frente a las demás edificaciones.
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