Hasta en un pequeño estanque se puede ver como
la luz juega con el ojo del observador. Esta superficie donde se hacen y
deshacen reflejos, apenas si deja pasar la imagen de los peces que se reúnen “ansiosos”
cerca de la orilla, acostumbrados tal vez a que la gente que se detiene a
mirarlos les eche algún alimento.
Son figuras con un aire fantasmal.
Es como si el agua en su movimiento creara estas
criaturas que a causa de cualquier agitación en el ambiente pudieran desaparecer.
Pero al fin y al cabo son peces que en el estanque deben fascinarse también con el movimiento del agua y con los juegos de luces
que se pueden ver desde su perspectiva.
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