Estas dos pequeñas aves, que al parecer ni siquiera se conocen, deben ser las responsables de los días soleados que en este final de septiembre han iluminado la ciudad. Ojalá no se vayan y sigan ejerciendo su influencia en octubre. Vale la pena soportar el calor si además podemos tener cielos de un azul tan intenso y profundo como éste.
La realidad de Medellín va más allá de la imagen oficial. Queremos mostrar el rostro de una ciudad que parece cambiar cada día. Aunque la arquitectura permaneciera inalterada, la atmósfera, la naturaleza y la gente influirían en su aspecto de manera constante.
El "baño" azul (Medellín, Colombia)
En un primer momento uno se pregunta cómo serán los baños que ofrecen en esos cubículos, pero después recuerda que “baño”, es el eufemismo utilizado en Colombia para designar al sanitario. Al parecer es la misma duda que tiene el hombre del gran Cristo colgado al cuello. Para él puede ser más importante dilucidar esa inquietud, que preocuparse por las funciones anunciadas en la marquesina del viejo teatro Lido.
Abrazos gratis (Medellín, Colombia)
En Medellín se puede ver gente regalando abrazos. Lo anuncian en carteles de colores, para convencer a los incrédulos de que es posible recibir algo gratis en esta ciudad de comerciantes. El escepticismo se refleja en la expresión de las dos niñas que se estarán preguntando qué uso se le puede dar a algo que no cuesta dinero.
Centro Comercial Palacio Nacional (Medellín, Colombia)
Cuesta creer que este edificio, construido por el belga Agustín Goovaerts para alojar oficinas administrativas de carácter nacional, haya sido el preferido de los suicidas en los años sesenta y setenta para arrojarse al vacío. Hoy, después de años de abandono, da albergue a un comercio lleno de vitalidad.
Ahí están... viendo pasar el tiempo (Medellín, Colombia)
Esta torre y estas montañas han visto pasar la vida de la ciudad sin inmutarse, aunque las construcciones en las laderas hayan comenzado, desde hace mucho tiempo, a teñir de ocre las superficies que otrora fueran el dominio, indiscutido, de los verdes intensos de la vegetación.
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La Madremonte (Medellín, Colombia)
Semioculta entre los helechos la Madremonte sueña con la hojarasca desmenuzándose a su paso y con el olor de la tierra que se descompone. Permanece estática al sol en un jardín botánico como una rareza más entre las que allí se conservan. Espera la noche que le volverá a traer sonidos y visiones arcanas.
Mangostino, la reina de las frutas (Medellín, Colombia)
Fruto exótico que acompañó el esplendor de los reinos surgidos en las islas de la Sonda por allá en el siglo VIII, o las luchas entre portugueses y holandeses en los siglos XV ó XVI. Hoy puede verse en cualquier puesto ambulante de frutas en Medellín. Los de esta fotografía fueron traídos de Ibagué, “allí a la vuelta” si comparamos su tierra de origen: las legendarias islas de Indonesia.
Leer atrapa (Medellín, Colombia)
Flora urbana (Medellín, Colombia)
En un antejardín de barrio un tronco muerto da albergue a esta planta de nombre desconocido. ¿Qué bosque de pisos húmedos y aire fresco echará de menos esos tonos de rosado irrepetible?
Ajena a las clasificaciones y a los nombres que les damos a las plantas, la flor de color intenso se roba, por unos momentos, la atención que generalmente exigen las fachadas de adobe o de cemento pintado con colores sintéticos.
Ajena a las clasificaciones y a los nombres que les damos a las plantas, la flor de color intenso se roba, por unos momentos, la atención que generalmente exigen las fachadas de adobe o de cemento pintado con colores sintéticos.
La más enrejada (Medellín, Colombia)
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