Desde determinados ángulos hasta los edificios que quedan más cerca al observador se desenfocan a la vista del Centro donde campea, como siempre, el Edificio Coltejer; referencia obligada para aquellos que caminan por entre este grupo de edificaciones destejiendo su historia o también, porque no, para aquellos que apenas empiezan a escribir con cada paso su sistema particular de memorias.
Esos edificios de oficinas y de apartamentos construidos por allá a mediados del siglo pasado y que se apiñaron en un espacio reducido, marcaron la arquitectura de la época, dándole a esta ciudad una imagen moderna y sui géneris aunque sus habitantes todavía se desplazaran a una velocidad más acorde con el reciente pasado campesino.
Hoy, las nuevas construcciones que crecieron de un día para otro, en los últimos diez años, parecen cortinas que quisieran cerrarse sobre el horizonte intentando borrar la imagen de esos viejos edificios, pero El Centro, desde donde se le mire, siempre se roba el primer plano.
Nada como Junín, nada como La Playa, nada como pararse al pie del edificio Coltejer y mirar hacia el cielo para entender el concepto de imponencia.
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