La arquitectura no puede desprenderse de la luz para reforzar la relación vital que establece entre los espacios.
Y hay lugares como éste donde a determinada hora del día la luz atraviesa los ventanales incendiando el color de los vidrios, y golpea con tal fuerza en las hojas de las plantas que parece atravesarlas.
Lugares apacibles como estos, donde la luz se descompone en una gran variedad de colores y revela volúmenes de gran belleza, hay muchos en esta ciudad a la vista de todo el mundo, aunque rara vez nos fijamos en ellos.
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