Como en esas descripciones donde los antiguos escritores de viajes expresaban su admiración por las construcciones humanas o las maravillas de la naturaleza que hallaban en sus recorridos, nos sorprendió ver en uno de los edificios comerciales más nuevos de esta ciudad, una hermosa espiral que parece resguardar un fuego sagrado, aunque en este caso es una fuente de agua a la que la luz le da una cualidad de fogata.
La gente se dedica a sus asuntos mientras la luz y el agua juegan, envueltas en la forma que al parecer se manifiesta en innumerables fenómenos de la naturaleza: esa figura geométrica que le tomó a la humanidad siglos para identificar en muchas de las formas del universo, desde galaxias hasta la manera lenta y esplendorosa como se abren algunas flores.
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