Empezando este mes, al que en la ciudad le
llamamos el mes de las cometas, el cielo se despeja y nos deja intuir su profundidad
sólo mediante la observación del intenso azul.
Una imagen que a pesar de su simplicidad embarga a quien
la contempla con ese sentimiento que a veces suscitan ciertos lugares del
planeta: una alegría por estar vivos y poder vislumbrar lo que puede ser la
imagen del silencio.
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