Para subir al cielo (Medellín, Colombia)

…no sólo se necesita una escalera grande y otra chiquita, como dice la canción, también se pueden utilizar canastas de esas que usan los bomberos.
Pero al ver esta vacía y en medio de ninguna parte uno se pregunta que pasó con la persona que estaba allí, tal vez fue víctima de una abducción y la gente no se atreve a bajarla esperando que sea devuelta. O tal vez fue una ascensión de alguien que no soportó más seguir con los pies en la tierra.
Se podrían hacer mil conjeturas en relación con el vacío de esta canasta y no encontrar respuestas satisfactorias. Quizá esa sea una de las características de las ciudades, plantear preguntas constantemente, y entregar, con avaricia siempre, algunas respuestas.

Atracción paralela (Medellín, Colombia)

Las paralelas siempre han afirmado que nunca se unen, sin embargo algunos científicos se han atrevido a contradecir esa afirmación, tal vez por que la evidencia de la mirada nos lleva a constatar lo contrario: las paralelas no resisten la distancia sin tratar de unirse y convertirse en una sola o tal vez de cruzarse y seguir su camino alejándose más y más de su antigua compañera. En fin nadie sabe qué pasa en el infinito. Lo que si sabemos, porque lo indican nuestros ojos, es que en las fotografías la tendencia de las líneas a converger en un solo punto se hace mucho más evidente.

Contrastes (Medellín, Colombia)

El ojo humano sólo puede percibir el paso del tiempo en las huellas que deja, impresas en las caras y en los cuerpos de la gente o en las fachadas de las casas o en los objetos que usamos todos los días.
Sin embargo, a veces es posible retrazar sus consecuencias, como en el caso de las viviendas, a las que se puede retocar periódicamente o renovarlas en su totalidad y de esa manera engañar al deterioro.
Hay casas a las que no se les ayudó a enfrentar el ataque del tiempo. El abandono las desarraigó y las alejó de la realidad que pasa frente a ellas. Sus paredes adquirieron la palidez enfermiza de los desahuciados. Los balcones se clausuraron sin que los habitantes de la casa se dieran cuenta: nadie volvió a pararse allí para echar una mirada a la calle, nadie volvió a asomarse desde allí para atraer con su presencia la atención de alguno que pasara.
De otras casas en cambio, se desecharon totalmente los vestigios de su antigüedad para adaptarlas a la estética de los nuevos tiempos, pero las casas viejas mantienen en su aspecto vetusto una dignidad que las ennoblece y que le falta a las casas remozadas, a las que muestran en su fachada la vanidad de la moda, logrando solamente pertenecer al grueso de lugares con las mismas características y ninguna marca que las distinga.

Gente anónima (Medellín, Colombia)

Las vidas de la gente que logró detener esta fotografía en una calle del centro, continuarán llenas de acontecimientos trascendentales o anodinos como pasa en la existencia de todo el mundo y aunque aquí sólo sean figuras que la distancia difumina, su importancia no disminuye por eso, al fin y al cabo son la razón de ser de este caos semiorganizado que llamamos ciudad.

La flor del deseo (Medellín, Colombia)

Lejos quedaron aquellos días en los que conseguir una orquídea distinta a la conocida catleya morada era tan difícil. Uno tenía que hacer mil visitas a las abuelas o rogarle a alguna anciana bondadosa para que nos pusiera a “prender” una. Que accediera o no a aceptar nuestra solicitud, dependía de la ponderación de tantos factores, que muchas veces todo se quedaba en el simple deseo.
En estos tiempos de clones, “in vitros” y demás, sólo hay que visitar algún almacén donde se encuentra de “todo” para hallar uno de esos especimenes que se veían solamente en las fincas de Santa Elena o en las exposiciones del Jardín Botánico. Pero en la nostalgia queda el placer de negociar con abuelas y de la espera a que las fases de la luna, fueran las indicadas para empezar el proceso de sembrado de la nueva planta.

Un barco fantasma (Medellín, Colombia)

Este bello edificio al que la indiferencia de los transeúntes ha echado en el olvido, hace pensar en el casco de un antiguo barco que hubiera quedado atascado en una playa, después de sus incontables travesías por los mares de toda la tierra. Un barco fantasma que a nadie asusta porque nadie percibe su presencia.

Bajo el puente (Medellín, Colombia)

En esta ciudad los puentes no sólo los utilizan aquellos que no tienen casa para protegerse de la intemperie total o los motociclistas que se escampan de alguna lluvia intempestiva, también los aprovechan los que tienen algo para vender o los que únicamente quieren pasar al otro lado y no se atreven a cruzar la calle.

San Diego y San Ignacio (Medellín, Colombia)


Desde la colina atestada de casas del barrio San Diego, la torre blanca de su iglesia vigila impasible la marcha del tiempo. Abajo el pequeño espacio de la plazuela, por donde ha transitado una gran parte de la historia de esta ciudad, permanece abierto al cielo… ahora como hace doscientos años.

Los vendedores de sueño (Medellín, Colombia)

Atraídos por las multitudes que asientan sus reales diariamente en las plazas y en los parques de la ciudad, estos dos hombres caminan por entre la gente llevando a cuestas la mercancía que venden.
Pero nadie está seguro de cuál es su intención, vender las hamacas solamente o también vender con ellas la posibilidad de tener sueños placenteros, donde el inconsciente no esté descontrolado. Las pesadillas, por supuesto, estarán ausentes de los usuarios de este producto. Y aquellos a quienes el insomnio ataca consuetudinariamente se les puede ocurrir, al ver uno de estos objetos desplegado ante sus ojos enrojecidos, que tal vez en su superficie se encuentre la solución a sus carencias.

Rojo (Medellín, Colombia)

Al final de la tarde los tonos neutros, fríos e impersonales, de los colores se apoderan de la ciudad anunciando la llegada de la noche. Sin embargo es también en esta hora donde el rojo se destaca con más fuerza y la mirada se enciende con la promesa de pasión que este color representa y que tal vez la oscuridad traiga consigo.

En el centro del Centro (Medellín, Colombia)

Quizás para muchos de los habitantes de Medellín el edificio Coltejer ya no sea una referencia como lo fue para muchos de sus habitantes dur...