Este bello edificio al que la indiferencia de los transeúntes ha echado en el olvido, hace pensar en el casco de un antiguo barco que hubiera quedado atascado en una playa, después de sus incontables travesías por los mares de toda la tierra. Un barco fantasma que a nadie asusta porque nadie percibe su presencia.
La realidad de Medellín va más allá de la imagen oficial. Queremos mostrar el rostro de una ciudad que parece cambiar cada día. Aunque la arquitectura permaneciera inalterada, la atmósfera, la naturaleza y la gente influirían en su aspecto de manera constante.
Un barco fantasma (Medellín, Colombia)
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De todas maneras, si uno se concentra, a lo lejos se alcanza a escuchar el fuuuuuuuu de la sirena vieja y herrumbrosa que se abre paso entre la neblina creada por los carros y que ahora llaman smog.
ResponderEliminarSe me parece bastante al edificio que era la antigua sede de el Diario El Espectador en la ciudad de Bogota, ubicado en la Av Jimenez entre carreras 4a y 5a. Hermosos los dos.
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