Unos cuantos pinos que crecen juntos, tal vez lleven a un observador fantasioso a creer, por un momento, que se encuentra frente al comienzo de un gran bosque. Pero la realidad es otra, apenas si son algunos árboles ornamentales, que quizá nunca abandonen las macetas donde fueron plantados.
La realidad de Medellín va más allá de la imagen oficial. Queremos mostrar el rostro de una ciudad que parece cambiar cada día. Aunque la arquitectura permaneciera inalterada, la atmósfera, la naturaleza y la gente influirían en su aspecto de manera constante.
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De todas maneras, qué historias no se esconderán entre esas materas
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