En esta copia se reproducen no sólo las construcciones que rodean el parque de un pueblo paisa, sino también las actividades que se realizan allí un día de fiesta. Los turistas, locales o extranjeros, se convierten por un rato en los habitantes de esta población en miniatura, cuya belleza se ve resaltada por el amarillo excesivo de un guayacán en flor.
La realidad de Medellín va más allá de la imagen oficial. Queremos mostrar el rostro de una ciudad que parece cambiar cada día. Aunque la arquitectura permaneciera inalterada, la atmósfera, la naturaleza y la gente influirían en su aspecto de manera constante.
Parecen las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia.
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