Los edificios también pueden volver a sus orígenes; esta vieja edificación recientemente restaurada e iluminada de verde, funcionó durante mucho tiempo como un colegio para niñas después de haber pertenecido a la Universidad de Antioquia. Hoy ha vuelto a su vocación de claustro del Alma Mater. Pero en sus corredores ya no se oyen los argumentos de los estudiantes de derecho, sino los balbuceos incomprensibles de quienes se adentran en el laberinto chino del idioma mandarín.
La realidad de Medellín va más allá de la imagen oficial. Queremos mostrar el rostro de una ciudad que parece cambiar cada día. Aunque la arquitectura permaneciera inalterada, la atmósfera, la naturaleza y la gente influirían en su aspecto de manera constante.
Excelente foto.
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