Aunque
no lo parezca la ciudad ofrece, o permite en raras ocasiones, aislarse del
entorno y entregarse totalmente al placer que brindan los sentidos enfocados en
un solo ejercicio.
Bailar
que generalmente ha sido una actividad de carácter colectivo puede convertirse
en un momento de abstracción de acuerdo a las circunstancias. Como el caso de
esta pareja que ha transformado una pista de baile en un espacio donde sólo
existen el sonido y el movimiento de sus cuerpos.
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