Una araña
blanca, testigo del viejo esplendor del Hotel Nutibara contempla ahora, después
de haber visto pasar bajo su luz a reinas de belleza, desfiles de modas y hasta
políticos de renombre, sin contar los miles de turistas que han recorrido sus
pasillos, los nuevos vientos que han remozado uno de los lugares más emblemáticos
de la ciudad.
No
se sabe todavía si los cambios para atraer a sus salones un público más amplio
logrará rescatar este hotel, si se tiene en cuenta el entorno tan deteriorado y agresivo que
lo rodea.
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