El
vendedor ambulante es uno de los tantos personajes anónimos, pero característicos,
que recorre las calles de las ciudades colombianas actuales.
Los hay
de todas las edades y de todos los estilos.
Venden múltiples productos, desde chicles hasta confites
o cigarrillos “menudeados”, para ganarse la vida con dificultad.
Pululan
en El Centro y a pesar de eso, o tal vez por esa circunstancia, se han vuelto
invisibles; sólo adquieren existencia cuando algún transeúnte necesita comprarles
cualquier cosa.
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