En un jardín de Perú (Medellín, Colombia)

En el barrio Boston, a unas cuantas calles de El Centro todavía se encuentran casas cuyos jardines son cuidados con esmero. Son algo así como un oasis para la vista, donde la gente se entrega aún a la actividad mesurada de sembrar y podar plantas que riñe con el mundo acelerado de las ciudades.
Unas pequeñas flores que no alcanzan los tres centímetros de diámetro se abren constantemente al cielo de este valle frente a una casa de la calle Perú.
No tienen mucho perfume al parecer pero su intenso color contrasta con el gris de los andenes y el asfalto que rodean el pequeño jardín citadino.

Un rincón oriental (Medellín, Colombia)

En las ciudades europeas han aparecido, especialmente desde el siglo XVIII, propuestas arquitectónicas inspiradas en oriente. En Europa con su gusto por lo exótico como es el caso de la arquitectura oriental pueden verse, en diferentes capitales y ciudades construcciones levantadas en los terrenos contiguos a palacios reales o en medio de zoológicos y lugares públicos, varios ejemplos de la chinoisserie europea basada en la aparición de formas y elementos decorativos chinos o japoneses por mencionar sólo dos países que han tenido una gran influencia en las artes del viejo continente.
En esta ciudad, donde no existe un barrio chino y mucho menos algún sector japonés, dicha producción se ve en objetos aislados cuya inspiración se remonta a la arquitectura o a la decoración orientales.
Esta imagen de una pagoda realizada al parecer en granito rememora, para los habitantes de este valle encerrado en su propia historia, otros lugares y otros rincones que sólo se ven en las diferentes publicaciones que los medios de comunicación masiva ponen a nuestra disposición.
Es interesante ver el contraste que se produce entre la pequeña figura de granito y las “conservadoras” que adornan con sus flores tantos balcones de la ciudad, aclimatadas desde hace mucho a un entorno menos frío que las montañas de los departamentos del centro de país.

Mármol y vidrio (Medellín, Colombia)

En los alrededores de una de las zonas más características del lado centro occidental de la ciudad es posible ver esta escultura: una de esas obras abstractas que le permiten múltiples interpretaciones al observador.
Entre árboles y jardines va integrándose cada vez más con el terreno, como si siempre hubiese sido común en la naturaleza la combinación de la textura rugosa y opaca del mármol con el brillo transparente del vidrio.

Nubes de cristal (Medellín, Colombia)

El azul del cielo que se transparenta por el vidrio de este domo parece sabiamente matizado por un cristal mate, dándole profundidad a una estructura que deja pasar la luz de uno de esos cielos de sábado por la tarde tan característicos en esta ciudad.
Es como si por voluntad expresa de un diseñador gráfico, la rejilla de triángulos azules hubiese sido salpicada con unos cuantos vidrios que no dejaran pasar la luz, aunque en realidad se trata de lejanas nubes que se prestaron para engañar al ojo con su forma, como lo hacen siempre las nubes en los cielos que más les gustan, como el de este valle con sus perfiles de montañas, invisibles en esta foto, pero siempre presentes en el imaginario de los habitantes.

Cocina para hombres (Medellín, Colombia)

Entre todas las actividades que ofrecen las ciudades uno se encuentra con cursos tan particulares como una clase de cocina donde los alumnos son sólo hombres, aunque quien lo imparta, con bastante profesionalismo por cierto, sea una mujer.
Al parecer se enfatiza en maneras de preparar los alimentos y en combinaciones poco usuales para los habitantes de esta ciudad que desde hace algunos años pasaron abruptamente de los alimentos tradicionales de la gastronomía autóctona a la comida chatarra ofrecida en centros comerciales y puestos callejeros.
En este caso el plato que seduce al paladar es un delicioso “róbalo a la marinera” que hace agua la boca a quienes ven esta fotografía.
Ojalá muchos nos matriculáramos en cursos como éste, dictados por una conocida Caja de compensación del departamento de Antioquia.

Mil historias en la feria (Medellín, Colombia)

Entre todos los programas que se realizaron durante la reciente Feria de las Flores, se llevó a cabo esta feria artesanal, una de las tantas que se hacen en la ciudad y en la mayoría de las ciudades de este país.
Al interior de un conocido centro comercial la gente se entregó a hacer lo que siempre se hace en estos eventos: admirar habilidades, curiosear frente a los puestos de los artesanos preguntando precios y hasta formas de hacer, y construir de esa manera ese tejido de historias entremezcladas por las gente que acuden a estos lugares con el ánimo de antojarse y a veces hasta comprar algo que no se necesita, pero que sin embargo satisface el deseo de poseer cosas.

Cielo de agosto (Medellín, Colombia)

Empezando este mes, al que en la ciudad le llamamos el mes de las cometas, el cielo se despeja y nos deja intuir su profundidad sólo mediante la observación del intenso azul.
Una imagen que a pesar de su simplicidad embarga a quien la contempla con ese sentimiento que a veces suscitan ciertos lugares del planeta: una alegría por estar vivos y poder vislumbrar lo que puede ser la imagen del silencio.

Gloxinias en el patio (Medellín, Colombia)

El intenso color de estas flores de origen brasilero vuelve con regularidad a los jardines de la ciudad como lo hace periódicamente en macetas de toda Latinoamérica.
Su textura y color, además de la delicada forma de sus flores hacen de esta planta una de las más mimadas y buscadas por todos aquellos que le dedican parte de su tiempo al cuidado de jardines.
Y aunque no aparecen en las silletas que se ven en almacenes y centros comerciales de la ciudad en esta época de la Feria de las Flores, vale tenerlas en cuenta como una de las flores que ha encontrado un lugar en los patios interiores y hasta en los balcones de las casas de esta ciudad con vocación jardinera.

Reflejos alrededor de un semáforo (Medellín, Colombia)

Las ciudades, por sus características tan complejas, producen de manera ininterrumpida imágenes que pasan desapercibidas entre las muchas distracciones visuales que asaltan los ojos de los habitantes.
Una fotografía tomada desde el ventanal de un conocido centro comercial combina la fresca textura del agua, precipitándose al vacío, con el reflejo del sol en el parabrisas de un carro detenido frente a un semáforo.
Podría ser una composición de esas que se hacen mediante las herramientas de diseño de un programa de computador, pero es tan real como las combinaciones del verde de la vegetación de las avenidas y los parques con el gris inclemente del asfalto de las calles.

Composición de feria (Medellín, Colombia)

En una ciudad que hace de las flores el centro de su fiesta máxima anual no es raro encontrar siempre y durante todo el año, flores en su composición urbanística; hermosas flores que aunque efímeras como ésta contribuyen con su belleza y color a suavizar la dureza de las líneas del ladrillo y el concreto en lugares públicos y privados.

En el centro del Centro (Medellín, Colombia)

Quizás para muchos de los habitantes de Medellín el edificio Coltejer ya no sea una referencia como lo fue para muchos de sus habitantes dur...