Uno de los aspectos más bellos del agua es su fluidez, de hecho gracias a esa característica es que se pueden crear obras de arte inigualables, aunque efímeras, como estas canastas que parecen de vidrio.
Se le hace a uno difícil creer que estas formas aparentemente caprichosas del agua al caer, sean el resultado de un dispositivo circular que le da “forma” al líquido.
Sería más emocionante imaginar a uno de esos incomparables maestros vidrieros de la antigua Venecia, abandonando de noche y subrepticiamente la famosa isla de Murano, por allá en los mil doscientos, para encontrar refugio en el mundo de la fantasía y las leyendas, donde se han fabricado todas esas joyas que a veces aparecen en los cuentos y en las novelas, y dedicarse allí a imprimir a estas pequeñas fuentes esa calidad de cristal, casi imposible de copiar en estos días donde los diseños simples al extremo dominan en casi todos los ámbitos.
Y uno quisiera estar dentro de ellas...
ResponderEliminar